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Los once chicos y las dos chicas se encontraban esparcidos por los sofás y el suelo, observando la película que Eric había obligado a verles.
Yeongju iba cerrando los ojos poco a poco, el cansancio pudiendo con ella.
Juyeon se percató de eso y le sonrió cálidamente mientras rodeaba sus hombros, guiando su cabeza hacia su hombro para que pudiese descansar cómodamente.
Hyunjae sonrió suavemente, un pequeño suspiro saliendo de sus labios.
Apartó su mirada al notar peso en su propio hombro, giró la cabeza para ver a Sunhee dormida.
Sonrió esta vez ampliamente al observar a la chica.
Sin pensarlo dos veces rodeó el cuerpo de la chica y la alzó, dirigiéndose hacia su habitación.
Dejó caer suavemente a la chica en la cama, apartando el pelo que caía por su frente, la sonrisa sin irse de sus labios.
El chico iba a volver con el resto, pero la pequeña mano de la chica agarraba su muñeca, impidiéndole que se vaya.
Hyunjae se sorprendió al ver los ojos entrecerrados de la chica y el puchero que adoraba sus labios.
- ¿Puedes quedarte? No puedo dormir sola - habló ella con voz suave.
El mayor no pudo negarse y se tumbó a su lado, ambos haciendo contacto visual.
Sunhee no quiso soltar su agarre del chico por si se iba de su lado o desapareciese por arte de magia.
Pero Hyunjae no pensaba irse a ningún lado, se sentía seguro y cómodo con la chica.
Uno de sus brazos rodeaba la cintura de la chica, queriendo más contacto físico.
- Descansa - susurró él con voz dulce.
Sunhee sonrió y se escondió en el pecho del mayor, pequeñas risas saliendo de su boca.
El chico copió su acción mientras atrapaba a la chica entre sus brazos.
Ambos se sentían como en casa, como si nada más importase en el mundo.
Hyunjae comenzó a sentirse raro, aquel desconocido sentimiento apoderándose de él.
El sentimiento que había dejado atrás hace años.
El sentimiento de amor.
Sunhee, en cambio, estaba más que segura de que le gustaba el chico, y no podía hacer nada para cambiarlo, así que simplemente iba a disfrutar el momento.
Respiró hondo en el cuello del mayor, causando que él se separase un poco de ella y dejase un suave beso en su frente.
Tras eso ambos fueron cayendo lentamente en el mundo de los sueños, las sonrisas aún en sus labios y sentimientos floreciendo.
