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Hyunjae suspiró y se tiró de espaldas a la cama, cerrando los ojos en el proceso.
No quería mantener contacto con el resto de integrantes en lo que restaba de día, quería estar solo, con sus pensamientos.
Aún estando todo en silencio, en paz, su mente no paraba de darle vueltas a las cosas.
La cara de su mejor amiga seguía rondando por su mente, y eso causó que soltase un par de lágrimas, las cuales no limpió.
Se siguió culpando de todo lo que había pasado a finales de año, tanto por la chica como perder el contacto con Juyeon.
El chico de pelo azul estaba pasando una horrible racha, por eso mismo no quería saber nada de nadie, aún así, nadie lo sabía.
Ambos chicos seguían sintiéndose vacíos, y eran conscientes de que nunca iban a poder rellenar ese hueco en su corazón.
Tan sólo les quedaba aceptar que Yeongju ya no estaba en sus vidas, y continuar, por muy cruel que sonase.
- Hyunjae, - llamó alguien al otro lado de la puerta - ¿puedo pasar?
El rubio limpió sus ojos y mejillas antes de suspirar hondo y abrirle la puerta a su compañero.
Miró fijamente a Eric y sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas.
El menor pasó a su habitación y cerró la puerta tras él, sentando a ambos en la cama del mayor.
- Acabamos de descubrir donde está Juyeon - habló con voz suave.
El chico rubio levantó su mirada e hizo contacto visual con el otro chico.
- ¿Es en serio Eric? - preguntó con ilusión.
Él asintió con una mínima sonrisa en sus labios y colocó una de sus manos en la espalda del mayor.
- Pero hay malas noticias, - comenzó hablando - lo tienen de rehén.
Hyunjae frunció el ceño y se giró completamente para mirar a su acompañante.
- ¿Qué? - preguntó incrédulo.
Sohn suspiró hondo y asintió con la cabeza.
- Tenemos que ir a salvarle lo más pronto posible - se levantó de la cama de un salto y cogió de su mesita de noche la daga de Yeongju y su revólver.
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