Capítulo 89: Fin

1K 65 38
                                    

TRES AÑOS DESPUÉS...

Narra Laura

Si hace tres años me decían que las cosas iban a cambiar tanto, no les hubiese creído. La que vive esta vida es otra Laura, totalmente cambiada y renovada a la que conocieron hace tiempo atrás.

Empecé a hacer cosas que me gustan y dedicarme totalmente a mi misma, ser contadora lo hago como pasatiempo pero en realidad mi meta es dejarlo del todo y dedicarme a hacer yoga, mi interior cambió mucho desde que decidí que tenía que ser prioridad.

Tengo el alta total, un certificado que garantiza que estoy recuperada del todo, empecé a comer mejor para también ayudar con todo este tema, y hoy en día tengo una armonía interna mucho más fuerte que la de cualquier ser humano.

Escribo en una pequeña plataforma sobre consejos del bienestar, Gracias a una conocida de Lucía mi amiga del trabajo. Soy feliz.

Con Guido ya no tenemos una relación, nuestro mundo pasó a ser más que esto. Todavía no tenemos planes de ser padres o comprometernos, porque según él lo que siente por mí va más allá de un papel o unos anillos en mano, en parte tiene razón, pero no niego que me gustaría.

-Lau - grita Guido desde la cocina - Los chicos nos dijeron que nos esperan a las nueve. Que ya tienen la llave.

-Bueno, yo ya me encargue de todo - contestó sin sacar la vista de mi computadora.

-También dijeron que en la quinta que alquilamos nos la daban hasta el dos - se asoma por la puerta del balcón.

Habíamos decidido pasar año nuevo con ellos, nos pareció algo original y buena onda. Somos amigos desde hace mucho y casi familia, hacía meses estábamos emocionados por la idea y pusimos de todo.

Nunca habíamos pasado juntos ninguna fiesta, siempre la pasaba con mis papás o bueno las ultimas con los papás de Guido. Era como el viaje a Cancún que nunca hicimos, siempre nos queda pendiente por una cosa o por la otra.

-Eso no nos da tiempo - dije afligida - quedamos para ir a visitar a tus papás el primero a la tarde.

-¿Qué harías sin mí? - pregunto canchereando - ya los lame y me dijeron que no pasaba nada - me sacó de mi silla para sentarse él y someterme a sentarme sobre su regazo - felicitame.

-¿Por qué?

-Porque lo resolví yo solito - sonríe orgulloso - además de que me vengo portando bien.

-Es lo minimo que podes hacer - rio - encima no te estas portando bien, la semana pasada te suspendieron el trabajo y esta estas limpiando culpas.

-Me suspendieron porque mis jefes son boludos - rueda los ojos - y no, no estoy limpiando culpas.

-Sos un divino - sonreí y junte nuestros labios.

Habíamos crecido juntos, ya no era el mujeriego mentiroso de antes y yo no era la que conformaba a todo el mundo mientras ella estaba disconforme. Aprendimos a ir juntos de la mano y a confiar en el otro.

Nos entendemos y ayudamos en lo que más podemos, pero sobre todo nos respetamos, aprendimos a hacerlo de una manera tan única que no me caben dudas de que es el hombre de mi vida.

Narra Mia

Treinta y uno de diciembre, no solo se nos va otro año sino la que fuimos con el año. Pasaron tantas cosas buenas que ya no sé si quiero que termine.

Ayer en lo personal fue un día genial, me dieron un premio por mi última colección y creí mucho en mi trabajo, los adolescentes me conocen en la calle como una diseñadora y sus papás por la estrella de rock que fui hace unos años. No podría pedir nada más.

Siempre se vuelve al primer amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora