Capítulo 9: De mal en peor II

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Narra Laura.

-¿Se puede saber quién te llama tanto? - pregunté harta de escuchar el ringtone del celular.

-Es Pablo mi amor - dijo Guido mientras miraba la pantalla de este.

-Toma - le di la taza de café - que intenso ¿y por qué no lo atendes?

-Porque quiere eh... que lo ayude con cosas de la discográfica y la verdad no tengo muchas ganas

-Bueno... me voy a cambiar y nos vamos ¿sí? - el asiente y me voy al cuarto.

Abro el armario y me fijo que ponerme, saco unos jeans azul oscuros, con camisa blanca y una zapatillas con plataformas. Me vestí bastante informal pero arreglada ya que no tenía ninguna reunión. Escucho que a Guido le suena nuevamente el celular y esta vez atiende, ojala que pueda zafar de ir a ayudar a Pablo.

Una vez que ya estaba cambiada, maquillada y perfumada agarre mi bolso y salgo en busca de mi novio para irnos. Él estaba todavía en la llamada, hablando en susurro, como si nadie podría escuchar lo que estaban hablando.

-¿Vamos? - le dije y este asintió.

-Bueno te dejo... chau - dijo de una, estaba nervioso o eso me pareció - ya estoy - dijo parándose - vamos.

Salimos del departamento y cada uno en su auto se fue al trabajo. Deben estar pensando ¿si trabajan en el mismo lugar por qué van por separados? Hay dos razones, la primera es que no me gusta depender de nadie y quieras o no ir y venir en un mismo auto significa eso y la segunda es que todavía no le decimos a nadie que él se separó y que estamos junto, así que preferimos por ahora mantener la mimas imagen que tenemos.

Llegamos cada uno por su lado en el hall de la entrada nos saludamos como si no hubiéramos dormido juntos. Entramos cada uno por su lado y no nos vimos en todo el día ya que él tenía un montón de reuniones y presentar con montón de papeles. Yo estaba en la misma que él pero sin reuniones, estuve toda la mañana y parte de la tarde después del almuerzo cerrando los informes del mes.

+++

Estaba parada en un semáforo, escuchando en la radio a la grandiosa voz de Gustavo Cerati, se me explotaba la cabeza. Lo único que quería era llegar a casa y darme un buen baño para liberar tenciones.

La luz se pone en verde y los autos empiezan a avanzar, hago dos cuadras y giro a la derecha y a unos quinientos metros estaciono llegando a mi destino, mi casa. Agarro mis cosas y bajo del auto, le pongo la alarma y cruzo la calle para meterme en el edifico.

-Mi amor llegue - grito una vez que entre en el departamento, Guido había salido una hora antes ya que termino todo lo que tenía que hacer - gordo - volví a llamarlo.

Escucho el ruido de la ducha así que supongo que se estará bañando, voy a la heladera a buscar un poco de agua para tomar una aspirina cuando mis odios vuelven a escuchar ese ringtone otra vez. Estaba decidida a atender y mandarlo a la mierda si era Pablo pero para mi sorpresa no era él, era Agustina a la cual también estaba dispuesta a mandarla a la mierda si no hubiese cortado.

Le pegue un sorbo grande al vaso con agua para poder tragar la pastilla y meterme a bañar cuando Guido se digne a salir. Nuevamente empieza a sonar el celular y me decido a atender.

-Hola mi amor seis llamadas perdidas te deje - me quede dura ¿había escuchado bien? ¿Le dijo mi amor? - eu gordo ¿estás? No tengo mucha señal acá en Uruguay - no podía reaccionar, Guido me había mentido otra vez y yo como una pelotuda caí. Antes de que se diera cuenta ella, y él saliera del baño corte y me limpie las lágrimas que corrían por mis mejillas.

Siempre se vuelve al primer amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora