Capítulo 11

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La mañana pasó rápidamente. Después de desayunar, Alec fue a su cuarto a hacer su reporte semanal, sentándose en su cama con su computadora. Comenzó bien, tecleando y poniendo todos los detalles posibles, pero unos minutos después, comenzó a revivir los recuerdos de la noche. Había sido mucho mejor de lo esperado. Magnus había sido maravilloso, y gentil, pero al mismo tiempo apasionado.

Dormir a su lado era algo a lo que se podía acostumbrar, y se preguntó si volvería a pasar. Su cuerpo era suave y cálido, y siempre olía delicioso. Amaba sentir el cuerpo de Magnus contra el suyo, sus labios, su lengua...

No se dio cuenta que se había quedado sonriendo tontamente a la computadora hasta que unos fuertes brazos le sacaron de su ensoñación.

– Parece que estas soñando despierto, pero un buen sueño, ¿Por qué no me llevas contigo? – Magnus le susurró, sentándose en la cama junto a Alec.

– Bueno, tu estabas ahí, – Alec le dijo, besándole suavemente.

– Mmm, no puedo creer que nunca hubieras besado a alguien. Eres demasiado bueno en esto, – Magnus ronroneó, haciéndole sonrojar.

– Eres un buen maestro, supongo, – Alec se separó un poco, mirando hacía la puerta. – Espero que hayas puesto seguro, –

– Lo haría, pero no tiene, – Magnus murmuró, repartiendo besos en su cuello. – No te preocupes, mandé a Raphael por algo, se tardará al menos una hora. ¿Sabes todo lo que podemos hacer en una hora? –

– Puedo imaginarme, – Alec miró los ojos de Magnus llenos de deseo. – Pero, tómalo con calma ¿quieres? Recuerda que soy nuevo en esto. –

– ¿En qué? – Magnus soltó una risita.

Magnus le besó con fuerza, metiendo su lengua, haciendo que Alec jadeara. Magnus recorría toda su boca, haciendo movimientos que debían ser ilegales.

– Dios, amo lo receptivo que eres, – Magnus suspiró, recargando su frente con la de Alec.

– Es tu culpa, – Alec gruñó, acercándose para obtener más.

Y Magnus no le negó nada, colocándose en el regazo de Alec y comenzando a restregar sus erecciones. Alec gimió, poniendo sus manos en la cadera de Magnus.

Magnus mordió su labio, moviéndose aun más rápido. Alec imitó sus movimientos, amando la fricción entre sus cuerpos. Mientras Magnus comenzaba a desabrochar su camisa, una vocecita le dijo que no deberían esta haciendo eso, que Raphael podía volver en cualquier minuto, Pero incluso la expectativa de ser atrapados le prendió más.

De repente sus pechos estaban desnudos. Alec comenzó a quitarle sus pantalones a Magnus, una tarea difícil, ya que Magnus se rehusaba a alejarse del cuerpo de Alec. Finalmente, después de barias maniobras, logró su cometido, haciendo que Alec cayera en la cama con Magnus encima de él, mientras este luchaba por quitarle sus pantalones, y haciendo que ambos rieran

– Tienes la risa más tierna que he escuchado, guapo, – Alec sintió su rostro calentarse. Nunca nadie le había dicho algo así. Alec giró los ojos intentando verse molesto, pero su gran sonrojo no le ayudaba mucho.

– Basta, – Alec intentaba mantener una expresión seria, pero era imposible.

– ¿Basta que? ¿Basta esto? – Magnus comenzó a acariciar su vello del pecho, y continuó restregándose contra su dura erección. – Oh esto, –

Alec sentía que su cabeza iba a explotar. Estaba tan cerca del orgasmo. Magnus no le había quitado el bóxer, lo que era una verdadera molestia, ya que le evitaba sentir su piel contra la de Magnus. Magnus le besó nuevamente, haciendo que se olvidara de todo, excepto de su próximo orgasmo.

Entre Humo y Espejos (Malec AU)Where stories live. Discover now