Capítulo 14

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El día comenzó a la salida del sol. Después de unos tiernos besos, se alistaron para ir al gimnasio. Esta vez Alec también se ejercitó, sorprendido de lo cansado que quedó. Diablos, realmente necesitaba ir más seguido.

Se ducharon en el gimnasio y luego fueron a la arena. Ahí desayunaron junto con todo el equipo. Todo parecía bastante relajado. Alec se encargaba de los detalles de la seguridad para el espectáculo y disfrutaba de ver a su novio trabajar. Hasta la hora del almuerzo, donde juntos comieron en el camerino.

– ¿Cómo va todo amor? – Magnus le preguntó, sentándose a su lado y comiendo su ensalada.

– No se como logras hacer todo esto, – Alec le respondió.

– Bueno, tu sabes como, Alexander. Y bueno, ayuda tener un buen equipo, –

– Hablando de equipo, ¿has hablado con Raphael? – Alec le preguntó, notando como la expresión de Magnus se entristecía al mencionarle.

– No, parece que lo decía enserio esta vez. Odio pensar que he perdido un gran amigo, pero tengo la esperanza de algún día recuperarle, – Magnus dijo.

Terminaron de comer, y cuando Alec iba a salir, Magnus le detuvo.

– ¿Puedes regalarme media hora, amor? Solo necesito olvidarme un momento de todo. No pienses mal, siempre me gusta tomarme un tiempo antes del show para mi, pero ahora quiero hacerlo contigo, – Magnus le dijo.

– Claro que si. Solo déjame ir a tirar esto y checar la seguridad. Te veo en media hora, – Alec le contestó, dándole un beso antes de salir.

¿Cómo era que tan rápido ya no podía visualizar su vida sin Magnus? Realmente estaba cayendo rápido.

Tiró los platos a la basura y salió al estacionamiento, el cual estaba vacío, pero pronto estaría lleno. Los boletos para el show se habían agotado. Checó el perímetro y todo se veía normal, así que regresó, pensando en lo mucho que habían cambiado las cosas desde que había tomado el empleo.

Se preguntó que hubiera pasado si no hubiera aceptado el empleo. Probablemente nunca habría sido tan feliz, seguiría sintiendo que algo faltaba en su vida. Ahora no se podía imaginar su vida sin Magnus. Así que volvió a él.

Llegó al camerino y tocó la puerta.

– ¿Magnus? – preguntó, pero nadie respondió.

Las esperanzas de disfrutar un buen rato se desvanecieron cuando al abrir la puerta vio a Magnus tirado en el suelo. Alec gritó y corrió hacía él.

– ¡Magnus! ¡Hey! – le sacudió suavemente el hombro, suspirando de alivio al ver que si respiraba. Alivio momentáneo. Alec miró alrededor, pero nada se veía fuera de lugar, ¿qué había pasado? – Magnus, ¿amor? Despierta, por favor, – Alec rogó, hincado frente al hombre.

Sacó su celular para pedir ayuda, cuando escuchó unos pasos por detrás. Antes de poder girarse sintió un golpe en su cabeza y todo se volvió negro.

Cuando finalmente despertó, la cabeza le dolía. Intentó checarse la cabeza, pero se encontró con que sus manos y pies estaban amarrados. Intentó enfocarse en su alrededor, pero su cabeza zumbaba.

Finalmente logró ver. El lugar era un desastre, había periódicos tirados y olía a orina de animal. Las paredes de madera tenían hoyos. De repente su cabeza gritó. ¡Magnus!

Respiró aliviado cuando al girarse vio a Magnus a su lado, sentado, viéndole preocupado.

– Alexander, gracias a dios, ¿estas bien? – Magnus preguntó susurrando.

Entre Humo y Espejos (Malec AU)Where stories live. Discover now