☼︎Uno☼︎

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México abrió los ojos, despertando sobre su cama después de una noche de sueño, había dormido especialmente bien. Giró la cabeza, sonriendo al encontrarse a su aún dormida pareja, tan bonita como siempre. Argentina se abrazaba a su torso como si de un koala se tratara. Acarició su cabello por algunos minutos, esperando a estar completamente despierto.

Se liberó lentamente de los brazos de su esposo, con cuidado de no despertarlo. Le dió un pequeño beso en la frente antes de levantarse de la cama matrimonial. Buscó en su closet algo de ropa, escogiendo algo cómodo e informal, perfecto para usar dentro de la casa. Le dió una última mirada amorosa al argentino y salió de la habitación, cerrando la puerta a su espalda. Levantó los brazos, estirándose y haciendo sonar sus huesos.

El mexicano bajó la escalera al primer piso, llendo directamente a la cocina. Antes de empezar a cocinar, tomó su celular y puso un poco de música. Empezó a cocinar el desayuno, tarareando la canción que sonaba de fondo y moviendo levemente la cadera al son de la misma.
Terminó de cocinar los huevos y los puso en el blanco plato que ya tenía apartado. Lo dejó en la mesa y volvió al segundo piso, buscando a su pareja para que desayune.
Abrió la puerta, dejándola entrecerrada al entrar a su habitación, para que la luz no entrara y molestara al argentino. Vio que el de tez celeste seguía acostado en la cama, aparentemente dormido, pero ahora dándole la espalda a la puerta. Se acercó y puso una mano en su hombro para despertarlo, casi inmediatamente, Argentina abrió levemente sus ojos y lo miró, se mostraba algo cansado, como si estuviera enfermo.

- Buenos días, mi amorcito - Lo saludó con una sonrisa

El argentino, algo dormido, hizo un gran esfuerzo para devolver la sonrisa.
México se acercó a la cara del bicolor, dándole un pequeño pero aún así tierno beso en los labios.

- Buenos días... - Respondió con voz algo ronca Argentina, antes de aclarar su garganta

- ¿Te sientes bien, corazón? - Preguntó, acariciando su mano

El argentino negó de manera adorable con la cabeza, cerrando un poco sus ojitos.

- Tengo náuseas... - Se quejó

El más alto lo miró con una pizca de preocupación, acostándose a su lado y acariciando su mejilla.

- ¿Quieres bajar a comer? - Le preguntó en voz suave

El bicolor negó con la cabeza otra vez.

- Bueno, entonces ¿Quieres que traiga la comida aquí? -

El menor negó una vez más, abrazándose a su pareja.

- Nah, solo quiero estar acurrucado con vos hasta sentirme mejor - Sonrió con amor, cerrando completamente los ojos mientras enterraba su cara en el pecho de su esposo

El norteamericano rió, completamente enternecido.

- No creo que solo haciendo eso te sientas mejor, precioso - Le avisó, abrazándolo también

- Moriré en tus brazos, entonces - Respondió simple

México volvió a reír. Se mantuvieron abrazados por un rato, el mexicano acariciando de vez en cuando la espalda de su amado, mientras que el argentino respiraba suavemente en su pecho. El mayor besó su mejilla antes de separarse de él, a lo que el del sol abrió los ojos, mirándolo confundido.

- Te voy a traer el desayuno ¿Sí? -

Argentina pareció querer refutar, sin embargo, el contrario lo interrumpió antes de que siquiera dijera una palabra.

- Y no te niegues cabron, tienes que comer -

El bicolor puso los ojos en blanco, pero los volvió a cerrar, demaciado cansado como para discutir.
El del águila sonrió y se acercó nuevamente, dejando un beso en su frente y labios.

- Operación bebé -Where stories live. Discover now