☼︎Cinco☼︎

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México soltó un bostezo, estirandose en la cama hasta dejar salir un profundo suspiro de alivio

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México soltó un bostezo, estirandose en la cama hasta dejar salir un profundo suspiro de alivio.

Al palpar el otro lado de la cama, notó algo que faltaba, o más bien alguien.

Fue solo en ese momento que abrió los ojos con lentitud, parpadeando un poco antes de poder ver con claridad, la habitación estaba oscura, las cortinas cerradas no dejaban a la luz pasar.

Notó aquello que faltaba al lado suyo, su esposo.

Con algo de pereza, se levantó, casi babeando por lo profundo que había dormido, se talló los ojos y salió de la cama.

Caminando hacia la puerta, tropezó con algo en el piso, estando a punto de caer, algo que soltó un quejido por el golpe.

- ¿Pero que chin... - Murmuró en sorpresa

- Mmm, Panamá... No me pegues, yo no sabía que era tu novio... - Habló en sueños el venezolano

Algo confundido, México miró al rededor de la habitación, Venezuela y Perú estaban acostados en el piso, dormidos, mientras que Chile estaba dormido sobre una silla.
Suspiró, estaba demasiado cansado como para despertarlos, mucho más para hecharlos, así que solo los dejo descansar en paz y salió del lugar.

Caminó lento y adormilado a la sala de estar. Ahí estaba su esposo, tomando un té, sentado frente a la mesa.
Bostezó y se acercó a él.

- Buenos días ¿Cómo dormiste? - Lo saludó el argentino al notarlo

México se inclinó para depositar un pequeño beso en su mejilla para después sentarse a su lado

- Tengo algo de sueño - Respondió el mexicano con una sonrisa cansada

- Entonces andá a dormir - Le dijo Argentina con simpleza, mirando su celular y tomando un sorbo de su té

El tricolor respiró profundamente.

- Nah, mejor aprovecho y me mantengo despierto -

México abrazó a su pareja, acomodandose para apoyar su cabeza en el hombro del contrario, cerrando los ojos con comodidad.

Argentina rió suave, enternecido.

- Tenés que aprovechar para dormir ahora - Le advirtió - Cuando nazca el pibito no vas a poder dormir mucho -

- ¿Y tú qué haces despierto? - Le cuestionó al de tez celestina

- Me desperté temprano y no pude volver a dormir - Se explicó - Así que ahora estoy esperando a Uruguay -

El mexicano soltó un pequeño "Ah" mientras se apegaba más al cuello de su esposo, estando a punto de dormirse otra vez.
El de tez celestina rió con ternura.

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