Beso

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El miedo es algo que por naturaleza cualquier ser viviente tiene en su instinto. Nos ayuda a saber percibir el peligro y amenazas que nos rodea. Acelera nuestro corazón con el fin de bombear sangre en todo nuestro sistema para que en cualquier momento nuestros músculos estén listos para correr. Porque correr nos mantiene lejos del agresor y ayuda a nuestra supervivencia.

Pero qué hacer cuando el miedo te impide a la vez despegar la vista del agresor?

Si en vez de eso sientes que te seduce y atrae?

- Tus ojos. - quiso desviar su atención, obteniendo un gesto de confusión por parte del demonio - Cambialos. - ordena. Si bien la forma de identificar a un demonio, cuando poseía algún cuerpo humano, eran sus ojos negros los que los delataban, aunque también si ellos deseaban y estaba en una situación adecuada, podían ocultarlos y mostrar un par de ojos normales. Pero como era de esperarse, en toda su vida él jamás había salido del inframundo, por lo que tampoco se había visto en la necesidad de cambiarlos.

Aún así, Jeon había dado una orden, y sin saberlo había metido al supuesto Jimin, en un estado de contradicción y dificultad. Pudo visualizar cómo el menor agitaba sus párpados cerrando y abriendo sus ojos, frunciendo su ceño y ciñendo inconscientemente su nariz de botón.

- Cómo?... - interrogó en un intento por ayuda pero Jungkook está igual que él, no tenía ni idea de cómo controlar sus ojos. Así continuó hasta que el demonio cerró fuertemente sus ojos, respiró profundo y lentamente los abrió. Sonriente y orgulloso mostró su nuevo par de ojos. Pero a diferencia de lo que esperaba, Jeon se encontró con unos ojos afilados y felinos, parte de su lado cambia-formas. Negó y el demonio nuevamente cerró sus ojos. Varios pares de ojos, desde algunos parecidos a cabras, a unos multicolores, hasta llegar a los parecidos a ojos humanos. Solo entonces el mayor se relajó pudiendo apreciar unas pupilas verdosas. Agitó su cabeza en una afirmación provocando que Jimin se alegrara y enorgulleciera, regalando una gran sonrisa dejando ver sus dientes y ocultando sus ojos.

El engendro iba a hablar para manifestar su necesidad de atención en su entrepierna cuando la puerta del carruaje se abrió y dejó ver a un chico grande y sonriente mostrando un par de hoyuelos.

- Hemos llegado, mi señor. - informó haciendo una reverencia y mirando al acompaña te de su jefe.

- Llévalo a la habitación. - ordenó bajando del carruaje.

- A su, a su habitación? - interrogó inédito.

- Demonios, sí. Ni si quiera estaba preparado para traerlo, no preparamos ninguna otra habitación, o sí? - preguntó con una ceja alzada.

- N-no señor, pero, si usted lo pide, yo podría ordenar--

- No hace falta, obedece y tráelo adentro. - dijo y caminó pasando por las grandes y pesadas puertas de la mansión. No sabía exactamente por qué, pero no quería estar separado de su nueva y primera "adquisición". Al menos no hasta que pudiera verificar qué tantas "cosas" sabía este.

- Sí señor. - obedeció metiendo la mitad de su alto cuerpo y extendiendo sus brazos hacia el mitad demonio - Ven aquí. - el chico encadenado lo miró y cambió sus ojos a unos negros nuevamente, logrando asustar al chófer. Pero aún así lo tomó de las piernas y lo subió en su hombro como si fuera un costal de papas.

Jeon sin si quiera mirar atrás caminó entre los oscuros pasillos de la mansión haciendo resonar en cada rincón sus pesados e imponentes pasos. Llegando a su sala central. Se sentó en un pequeño sofá negro. Estiró su mano hacia el cristalino recipiente de licor, colocando un poco del líquido en un pequeño vaso. Sin pensarlo más lo llevó a su boca y tragó sintiendo el escozor en su garganta, haciéndolo soltar un pequeño gruñido profundo. Acarició su frente con sus dedos en busca de alguna estimulación para ser capaz de sopesar todo lo que había ocurrido en las últimas horas.

My Cute, Sexy and Lovely Servent [KOOKMIN]Where stories live. Discover now