Pasear

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La incomodidad. Suele ser física, o emocional. Si nos enfocamos en el último, podemos describirla como, una sensación que provoca que nos percibamos fuera de nuestra zona de confort, presentándose en situaciones que, usualmente, nos resultan raras o extrañas, muy lejos a lo que estamos acostumbrados, saliéndose de nuestros parámetros normales y frenado tensión en el ambiente, si se comparte con otros individuos.

Nadie sabe cómo actuar ante un momento incómodo, y, esto, era lo que todos los presentes, fuera de la mansión Jeon, estaban experimentando...

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— Ya, ya... - calmó Jeon, palmeando la espalda de Taehyung, mientras este se alejaba un poco, sorbiendo su nariz y manteniendo su mano contra su pecho. - Qué demonios? - se preocupó al verlo en tan mal estado, pero de inmediato supo quién era el responsable. - Jimin... - nombró, llamando su atención, aunque no lo necesitaba, ya que la tuvo desde que Taehyung se le había arrimado. - Qué hiciste? - cuestionó elevando el tono de voz.

— Reporte del experimento: El sujeto no es capaz de regenerar sus huesos. Fin. - habló diplomática y formalmente, como si fuera un robot, pero manteniendo esa mirada desafiante y orgullosa que solo él sabía dar, demostrando que no se encontraba arrepentido de sus actos, aunque por dentro, los celos lo mataban. - En resumen, es inútil. - concluyó con sorna.

— P-pues discul, disculpa que no halla soportado que quebraras mi mano. Maldito... - se quejó molesto, tratando de no volver a llorar.

— Gracias. - agradeció descaradamente, recibiendo una mala mirada, tanto de Jeon como de Kim.

— De acuerdo. - suspiró el azabache, tratando de conservar la paciencia y tomando del hombro al castaño. - Vamos adentro. - dijo, recibiendo un asentimiento del contrario, quien empezó a caminar de vuelta a la mansión, siendo seguido del mayor.

Todos los presentes solo podían quedarse quietos y expectantes, mirando con extrañeza, curiosidad, y hasta miedo las acciones del hechicero. Era claro que nadie lo había visto tan gentil y atento con otro que no fuera Jimin. Jungkook no era el tipo de personas que se acongojaba y compadecía de cualquiera, y menos si esto resultaba a parecer una carga o piedra que se interpusiera en sus planes a futuro. Desde que comenzó a volverse independiente y poderoso, nunca había dudado en hacer a un lado o ignorar a cualquiera que necesitara de su ayuda, ya que, por todos los sucesos que lo antecedían, su corazón se había vuelto casi como una piedra. Aunque, el único que había logrado encogerlo, era su sirviente, y nadie más.

Así que, era justo reconocer que todo lo que estaba haciendo ahora, estaba fuera de sus habituales reacciones. Quizás se estaba haciendo muy viejo o solo lo hacía por su propio interés, ya que Taehyung era igual a una arma humana, la cual tendría que cuidar para su mismo beneficio.

Fuera lo que fuera, eso no evitaba que Jimin sintiera que estaba siendo desplazado. Miraba con temor, enojo, y un poco de dolor cómo su amo era suave y paciente con aquel mocoso, quién solo le había traído problemas desde que se supo de su existencia. Él quería ser el único tratado bien y amorosamente, por parte del más alto. Por que estaba dispuesto a todo con tal de que su corazón solo fuera de su propiedad. Y, bueno, quizás sería demasiado descabellado y apresurado, pero ya podía sentir cómo su amo se le iba de las garras, dejándolo con un incómodo y desconocido sentimiento de soledad, justo cuando las puertas de la mansión se cerraron en sus narices.

Nadie se había percatado de que, después de Taemin, habían dejado a Jimin afuera. Claro, esto no era ningún impedimento para que él mismo se abriera camino por la mansión para seguirles el paso, pero aún así, esa pequeña y, quizás, insignificante acción, fue como una cachetada en su rostro, demostrándole que, aunque ya lo sabía perfectamente, nadie se ocuparía de él, a parte de Jeon. Porque era un simple mestizo, a quién solo soportaban ahí por qué estaba bajo el cuidado del azabache, pero, que en realidad no pertenecía ahí. Si su amo quisiera, justo ahora estaría retorciéndose en el inframundo, pudriéndose entre sus energías malignas y esperando a cualquier alma que pudiera corromper. Y, tan solo esa idea, hacía que en su pequeño e inexperto corazón se guardarán emociones como el rencor y los celos.

My Cute, Sexy and Lovely Servent [KOOKMIN]Where stories live. Discover now