17

10K 1K 146
                                    

—Chicos ¿Están bien? —preguntó Rose preocupada.

—¿Tú ves eso bien? —le siguió Kim señalándome con ironía.

Aparté la mano de mi nariz y nadé hasta la orilla, donde al salir del agua me recibió el fuerte viento que me hacía titirar de frío.

—¿Alguien podría ir a buscar a los otros dos? —preguntó Tess escurriendo su camisa con ambas manos, estaba molesta.

—Sabiendo como son se perderán. —aseguró Alix.

—Nino y yo iremos a buscarlos. —avisó Alya.

—¿So... Solos? ¿En el bosque? —preguntó Nino aterrado.

—Sí.

La cierto era que no ponía mucha atención a su conversación y fui directo a sentarme en una silla, estaba abrumado por el dolor y solo podía ver como mi nariz no paraba de chorrear sangre, manchando mi preciada camisa de Jagged Stone ¿Es que se podía poner peor?

—Eso será difícil de quitar. —dijo la responsable de mi tragedia.

Tess acercó una silla, luego lo hizo con la nevera de Remi y se sentó frente a mí, sostenía un pañuelo blanco y se inclinó hacia mi rostro, mucho. Por instinto quise hacerme hacia atrás y alejarme pero, simplemente no pude, me quedé estático.
Mi corazón comenzó a latir con mucha rapidez y mi respiración se cortó; limpió por debajo de mi nariz con delicadeza y podía ver con claridad que trataba de ser lo más cuidadosa posible. Al sentir su cercanía se me fue inevitable tragar saliva de lo nervioso que me sentía, estaba seguro de que colapsaría en cualquier segundo.

Luego bajó a mis labios, limpiando con una lentitud tortuosa y una asombrosa concentración la sangre que seguramente me habían manchado, y no pude evitarlo, miré sus bonitos labios rosados, estaban ligeramente abiertos y temblaban un poco, imaginaba que era causa del frío. Esa imagen me hipnotizó por completo.

—Tu nariz. —dijo en un tono preocupante, lo que me hizo reaccionar y salir del trance que me mantenía cautivo.

—¿Qué? ¿Qué tiene? —pregunté, asustado de que dijera que mi nariz estaba rota o algo así.

—Está bien, solo inflamada. —cualquier sentimiento de angustia desapareció de su rostro, formando una pequeña sonrisa, entonces entendí que estaba jugando conmigo.

Suspiré aliviado en cuanto Tess pasó de limpiar mis labios a limpiar mi barbilla.

—Pensé que me dirías que estaba rota. —admití, tratando de no mover mucho mi boca en lo que ella hacía su trabajo.

—Por poco —levantó mi mentón—. Lo siento, no soy muy buena consolando... Pero también lo siento por haberte golpeado, debí disculparme primero por eso. —puso los ojos en blanco y frunció el ceño, recriminándose a sí misma.

—No, está bien, no fue tu culpa.

Tess me miró de reojo negando levemente con la cabeza. Fue hasta que se apartó que pude respirar con normalidad. Sacudí la cabeza para borrar esa imagen de mi mente, aunque sabía que no podría hacerlo por lo menos hasta en cinco años más.

—Ponlo un rato en tu nariz para detener el sangrado  —me entregó el pañuelo—. Después de que pare te pones la compresa fría que está aquí. —abrió la nevera y sacó la compresa para que pudiera verla, después la devolvió a su lugar.

—Claro, gracias.

La observé cuando empezó a quitarse sus zapatos húmedos, no podía creer que Remi y Jean la hayan lanzado así como si nada sin tener la oportunidad de siquiera quitarse su calzado. Luego observé su ropa, pero rápidamente me arrepentí de hacerlo ya que su camisa era blanca y al humedecerla podía ver su piel a través de esta, mis latidos se dispararon y giré mi cabeza para evitar ver más, avergonzado, pero ni siquiera sabía de qué, porque ella ni siquiera me estaba prestando atención como para notar lo nervioso que me había puesto.

TRY HARD | Luka CouffaineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora