Élite Diez

4K 501 77
                                    

Sentía todos los pares de ojos sobre él, analíticos, llenos de interés sobre sí mismo. Él no retrocedió ante aquel intento de intimidación, no reculó ante los acusadores ojos de Eizan Etsuya detrás de aquellas gafas de montura metálica, sin dar ni siquiera un solo pestañeo.

Cada miembro de Élite Diez lo estaba mirando, en sus asientos en aquella mesa de madera donde había dos puestos, uno para él como el Séptimo Asiento y otro para Kuga Terunori, el Octavo Asiento actual que estaba a su lado, moviendo los ojos de un lado a otro, como si estuviera viendo un partido de tenis o de pingpong demasiado interesante. Naruto realmente creyó oír como el cuello de Kuga crujía levemente por el movimiento constante. E incluso creyó ver los ojos del chico moverse velozmente y perderse dentro del interior de su cabeza, como si se hubieran descolocado por el movimiento veloz que estaba haciendo y llegó al punto en que los mismos se vieron obligados a quedarse al otro lado, dando un aspecto realmente terrorífico por unos segundos.

Uzumaki masajeó el puente de su nariz, notando como aquello era un examen para evaluarlo. Lo estaban comparando con Isshiki, intentando comprender como era posible que el anterior Séptimo Asiento había sido derrotado por un simple novato de primer año como lo era él, un simple chef venido de un restaurante de comida japonesa especializado en el ramen.

Pensar en el ramen, hizo que su estómago rugiera ligeramente, como si tuviera en su interior un gato que rugiera por comida y que le insistía por tomar ramen con celeridad. Y le hubiera encantado poder largarse de aquella sala reunida de gente extraña para poder tomar un buen cuenco de ramen, aunque no fuera de Ichiraku. Realmente extrañaba aquel laborioso y sabroso ramen que pocos podrían llegar a lograr. Bueno, nadie podía llegar a copiar las habilidades del viejo Teuchi.

¿Aun seguirán sirviendo el sabroso miso ramen?; se preguntó el rubio, evadiendo el mundo real y moviéndose por sus memorias, trayendo a su mente el sabroso aroma del ramen del viejo Teuchi y aquel sabor que golpeaba las papilas gustativas con fuerza, como si se tratara de un mastodonte completamente enloquecido.

Con solo pensarlo, su boca se llenó de saliva, goteando por la comisura de sus labios.

Poc Poc

Naruto volvió en sí, limpiando el resto de saliva. Un dedo blanco lo estaba picando en la mejilla. Este dedo estaba unido a una mano de chica, blanca y delicada, que a su vez estaba unida a un brazo que terminaba siendo del de su vieja amiga Kobayashi Rindo, aquella chica de ojos amarillos gatunos y cabella roja como la de su madre, teniendo un verdadero aspecto de gato.

Rindo se mantenía aun con el dedo clavado en la mejilla derecha de Naruto, con la cabeza ladeada y observando al muchacho con sus ambarinos ojos rasgados, dejando que viera sus colmillos gatunos por fuera de sus delgados y delicados labios. Estaba realmente disfrutando con aquello.

―¿Puedes parar?

Los labios de Kobayashi se curvaron hacia arriba, mostrando así más aquellos cuatro colmillos de gato que la hacían perfecta para tomar el disfraz de un gato. Incluso podría pasar por una híbrida de gato y humano, aunque su rostro fuera cien por cien humano, incluyendo su cuerpo.

¿Pero quién era él para judgar? Tenía marcas de bigotes en su rostro y su aspecto a veces hacía alusión a las de un zorro, como su madre había indicado cientos de veces.

―¡Nyo~ quiero!

Rindo volvió a golpear la mejilla del rubio Uzumaki, clavando su dedo en el rostro del adolescente bajo la atenta mirada de los Élite Diez, todos ellos ahora mostrando un rostro incómodo ante aquella situación, mientras Naruto solo mostraba su cara de palo sin emoción alguna, como si aquello fuera el pan de cada día para él.

El ChefWhere stories live. Discover now