¡Ayúdame!

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Con un enorme suspiro, Uzumaki Naruto se estiró detrás del escritorio que ocupaba en su despacho como Séptimo Asiento, sintiendo como sus ojos se humedecían y tenía que restregar la mano por los mismos para poder vislumbrar la sala. Durante los últimos días, con la preparación del campamento para Totsuki, el Uzumaki había estado doblemente ocupado con mucho papeleo pasado por Kobayashi. Desde aquella cita en la que se habían besado, dejando a relucir ligeramente sentimientos, ambos estuvieron separados pro bastante distancia. Eso no le había impedido al Segundo Asiento de dejarle todo el papeleo que ella no quería hacer y fue realmente molesto para sus hombros. Aquella silla realmente lo estaba destrozando y su espalda estaba gimiendo por algo mejor.

Golpeando su hombro izquierdo, Naruto dejó escapar un gemido de placer cuando su propia mano masajeó la zona. Estaba tenso, cansado y necesitaba un buen masaje para que sus músculos pudieran recomponerse.

Odiaba a Isshiki. El bastardo de su compañero, lo había engañado. A pesar de que le había gastado bromas sin parar, eso aun no lo había calmado. El anterior Séptimo Asiento realmente fue molesto y lo dejó en una situación demasiado molesta para él, pues ahora ocupaba el Séptimo Asiento y estaba lidiando con todo aquel papeleo molesto que anteriormente Isshiki estaba llevando.

Seguro fue por el papeleo; dejando una carpeta sobre otra más gruesa, el Uzumaki metió el lápiz entre sus labios, moviéndolo con cierta molestia mientras miraba otra hoja más. El bastardo realmente no quería hacer más papeleo. ¡Voy a matarlo!

Suspirando y escupiendo el lápiz, el rubio decidió dejar aquellos papeles para otro día. Había tenido suficiente con los informes y la preparación del campamento como para lidiar con más de aquellas carpetas.

Lo que él aun no llegaba a comprender, era la habilidad de Ishiki con el papeleo. Por lo que Kuga le había comentado, Isshiki siempre lograba terminar todo el papeleo, dejando incluso anotaciones para sus compañeros y poder ayudarlos en sus propios trabajos, lo que era un trabajo extra para él.

Yo ni puedo terminar con esta mierda.

Mordiendo el interior de sus mejillas, Naruto torció el rostro en un gesto enfurruñado, ciertamente molesto por no poder derrotar a Isshiki en aquel campo. ¡Porque quería aplastar a Isshiki! Esto había dejado de ser un tema de Totsuki, pues él quería destruir a los Asientos, para ser algo más personal. ¡Cuando Isshiki le hizo Asiento, esto fue personal para él desde todos los puntos!

Haciendo crujir su cuello con un tirón ligero, Naruto plantó sus ojos sobre la puerta cuando esta fue abierta ligeramente. Pronto, un rostro blanco, de cabello albino y ojos rojos se mostró. Una ligera sonrisa, corrió por los labios de la chica.

―Por fin doy contigo.

Nakiri Alice ingresó a la habitación y cerró la puerta tras ello. El sonido de pasos, hizo que Naruto tomara asiento nuevamente. Esperaba que no fuera más papeleo o algo molesto, pues estaba realmente cansado como para lidiar con más cosas.

Eran las siete de la tarde y un buen tazón de ramen realmente lo esperaba, humeante, con el vapor saliendo del caldo y los fideos. Fue solo pensar en el mismo y su boca se llenó completamente de saliva. Era capaz de recordar completamente el aroma del ramen...

―Alice―tragando saliva, Naruto siguió los movimientos de la Nakiri cuando esta se sentó en el escritorio, moviendo una pierna sobre la otra mostrando un poco de piel―. ¿A qué debo tu no agradable visita? La última vez Itachi nos regañó por estar hablando en clase...y me obligó a cocinarle.

―Jajajaj, eso fue más tu culpa. ¡No quisiste dame de tu pastel cuando te pedí solo un trocito!

―Era para el examen―gruñó el Uzumaki, quien torció el gesto ante el recuerdo. Sus manos dolían aun tras haber preparado toneladas de sushi para Itachi, así como otros platos japoneses―. Hubiéramos suspendido si hubieras tomado un solo bocado. ¡Deja de ser infantil!

El ChefDonde viven las historias. Descúbrelo ahora