s i e t e

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—¿Recuerdas nuestra primera cita como novias?—Sana rió, asintiendo mientras mordía sus labios.—Ardilla, estaba tan nerviosa.

Un puchero de la menor mientras entrelazaba sus manos con la otra, que rió mientras volvía a asentir.—Yo igual, Dios, ese día temblé mucho, me preocupe más por oler bien para ti que mis manos fueran a hacer algo feo.

—Pero no paso nada, Ardilla.—Rozó sus narices, riendo, y Sana sostuvo su cintura para seguir acariciando su nariz y ahora bajó a su cuello, haciendo a ambas reír.

Oh, desde la vez que por accidente Jihyo se sentó en el regazo de Sana ellas habían comenzado a sentarse así en entornos cómodos como la casa de Jihyo o el departamento de Sana, así que ahora estaban sentadas de esa forma, riendo, dándose caricias y amor.

—¿Qué te parece la vez que te presenté a mis amigos?—Sana abrió la boca, y luego hizo un puchero, llevando sus labios abajo en un gesto triste.

—Somi me dijo 'suertuda', Mina me dijo 'Hazle algo mal a Jihyo y despiertas sin pelo' y Chaeyoung me preguntó por mi tono de cabello.—Jihyo acunó su rostro con sus manos y la vió riendo.

—Te amo mucho, amor.—Y la besó, haciendo a la mayor sostener su cintura de una forma tierna mientras la acariciaba y paraba en su espalda.

Su sesión de besos fue interrumpida por un silbato, asustándolas a ambas.

—Esa mano, otra de esas y estás fuera de está casa.—Sana vió ofendida su mano, viendo que estaba en su espalda, y volteó a verla.

—Disculpe Señor Park, pero mi mano está en su espalda, no más abajo o más arriba.—Jihyo asintió, frunciendo su ceño y el hombre fornido solo entrecerró sus ojos, la señaló, y después mostró un lápiz.—Jihyo, ¿Te gustaría que quite mi mano de tu espalda?

—No Ardilla, quiero que la dejes allí.—Su padre la vió, abriendo la boca ofendido, y Jihyo achicó sus ojos.—Sana, ¿Crees que podamos ir a tu departamento?

—No-

—Si, vayan, vayan, no se preocupen.—Y llegó la señora Park para tomar a su esposo, acunar su rostro y hacerla mirarla solo a ella.—Vas a dejar que se vayan.

~•~

—¡Hola, Sana!—Momo saludó levantando un objeto verde trasparente y la mencionada abrió sus ojos, corrió hacia ella, y lo escondió debajo de una silla, viéndola furiosa.

—¿Que te dije de usar el maldito bong aquí, y más cuando mi novia viene?

—Perdón señorita correcta, no recordé que hoy volvía a ser niñera.

—¿Que dijiste?

—Que vino a depositarte algo la cigüeña.—Rió, apuntándola, y después vió a la menor entrar tímida.—Hola, Jihyo.

—Hola, Momo, ¿Cómo te va?

—¿Que si quiero pan?—La pelinegra volteó a ver a su novia, que rió nerviosa.—¿Qué si yo choqué la van? Sana, ¿Que dijo? Estoy muy dro-

—Bueno nos vamos a mi cuarto, cuídate.—La castaña llevo a su novia al cuarto mientras tomaba su cintura y una vez que estuvieron dentro, Sana la beso una vez que escuchó que iba a preguntar algo.—Te amo no le hagas caso a Momo...

—¿Tú haces eso?—Sana rió mientras negaba, viéndola seria.—¿Lo juras?

—Lo juro amor, solo Momo, Dahyun, y BangChan, hablando de, ¿Te gustaría conocer a mis amigos?—Jihyo solo ladeó su boca.

Iba a conocer a los amigos de su novia
que iban de 20 a 25 años, y se sintió intimidada ante la imágen. Con lo que le había dicho la mayor se los había imaginado con pipas por ahí y por allá, tatuados, con piercings y con chaquetas de cuero.

Pero que tonta se había sentido.

Cuando llegó a ese departamento vió a gente... ¿Nerda? Los veía jugar videojuegos, platicar con un vaso de soda en la mano, y vestidos totalmente contrario a lo que había pensado. Hasta BangChan, el que había pensado que era el más rudo de ellos llegó con una camisa de cuadros y un sweater rosa. Lo saludó nerviosa.

—Sana habla tanto de ti que ya hasta siento que te conozco desde hace años.—Dijo, riendo, pero la vio y se le acercó.—Si te llega a hacer algo me dices y yo seré el primero en contratar a un tipo de 1,90 para hacer justicia.

Y no sabía por qué solo le decían a su mayor que no la cagara. Entre ellas dos cualquiera la podría cagar, así que solo río mientras tomaba de su Coca Cola y sentía a Sana sostenerla por la cintura mientras se la presentaba a todos. Vió la barrita y se sintió inocente por pensar que todos estaban consumiendo refresco.

—¡Sana!—Y una voz reconocida para ella llamó a su novia, y frunció el ceño.—Viniste con tu novia...

Oh cariño, yo también puedo ser posesiva. Pensó en su novia cuando sintió que el agarre en su cintura aumentó, y ella la vio, puso los ojos más tiernos y controladores que podría poner, y la besó, haciendo que Sana se agachara más para alcanzar sus labios.

En cuanto se separaron supo que fue de los mejores besos que se han dado porque la mayor tenía una gran sonrisa y buscó más, llevándola a un lugar aparte de la fiesta mientras reía. Apenas sintió una pared topar en su espalda, levantó su vista.

—Amor, no me gusta que te sientas celosa, ¿Sabes? Debes saber que literalmente solo tengo estos ojos chiquitos para ti.—Los señaló, haciendo a la menor reír mientras la veía y ella misma los achicaba, sonriendo.

—Tú igual eres la única que mis oclayos ven.—Y ambas rieron, se volvieron a besar, y rieron.

¡No soy una niña! | SaHyo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora