Capítulo 14

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¿Cómo terminamos aquí?

Muevo la cuchara para que la miel en mi té se disuelva,  observo a mi mamá servir agua caliente para el café de Nathan.

- ¡Mamá! - James baja corriendo las escaleras, en sus manos trae un peluche de tiranosaurio rex.

Tuve a James hace cuatro años , cuando supe que lo estaba esperando corrí a buscar a su padre, al no encontrarlo se me ocurrió la grandiosa idea de ir detrás de él al país que es su segundo hogar. Grande error. 

Me negaron cualquier tipo de información o incluso verlo.

Tiene tres años, mide unos 96 centímetros,  su piel es blanca con algunos lunares cubriéndola, cabello negro, los ojos azules, cara redonda, y sus regordetas mejillas siempre se tiñen de un hermoso color rojo haciéndolo lucir adorable.

Le gusta el futbol y salir a parques pero también disfruta de los días en casa.  Puede estar en la terraza jugando, o sentado en nuestra hamaca observando algún libro para colorear o  algunos que suelo leerle.

No puede esperar a entrar al preescolar. 

Días después de su tercer cumpleaños fue la primera vez que pregunto por su papá, como pude le conté lo ocurrido.

Sabe quien es el hombre que está dentro de nuestro hogar.

- ¿Qué ocurre? - Lo cargo y acaricio su rostro.

- Puedo enseñarle mi habitación a Nathan.- Dice entusiasmado y juega con mi cabello, claramente avergonzado.

Observo al castaño.

- Lo siento cariño,  pero tengo que hablar con él. - Ambos conectamos nuestras miradas, lo entiende. Asiente.

Lo bajo.

- Adiós. - Dice y sube al segundo piso.

Verlo así me rompe el alma, pero esto no es fácil.

- Yo los dejo. - Mi madre toma su bebida.

- Gracias, Tia.

Ella sólo le regala una pequeña sonrisa y va a su habitación. 

- ¿Tengo que preguntarte algo? - Toma un sorbo y alza una ceja.

- ¿Disculpa? - ¿Cómo se atreve a comportarse así y en mi casa?

- Ese niño se parece mucho a mi.

- Y a mi me parece que me dejaste después de esa noche, no volviste a hablarme e incluso me bloqueaste. -Arrastro la silla frente a él. 

- Cambie de número.  - Se encoje de hombros.

Lo observo, viste una camisa blanca de tirantes y arriba otra del mismo color sólo que con botones (estos no están abrochados) y de manga de tres cuartos, junto a unas bermudas negras. En su cuello cuelga una cadena con un dije circular.

Dejo de lado lo que tengo que decir y me concentro en preguntarle otra cosa.

- ¿Qué hacías aquí? - Se mueve en su asiento. - ¿Por qué enviaste esas rosas?  ¿ Para qué querías que te marcará?  - Lo ataco con preguntas. 

Juega con sus manos y observa la mesa.

No soy la chica que conociste. Y no lo digo porque haya cambiado en general. La  primera vez no sabía lo de tu noviazgo con Harriet, la segunda supe que terminaron y creí que ...

Trago el nudo en mi garganta, no tiene porque saberlo es pasado y nada de lo que sentía sigue en mi. 

》El punto es que no volvería a tener nada contigo Nathan Haiden.

- Bueno es obvio que tendrás que verme. - Señala hacia arriba.

- Él es lo único que nos une, y por él es que lo hago. Merece tener un padre.

- Lo tendrá. - Asegura.

Ambos nos observamos, sé que no lo esperaba o puede que sí. No actuó como normalmente lo hacen los chicos pero ni él ni yo somos adolescentes, ambos somos unos adultos y debemos de comportarnos como tal.


"New Angel" | NH Where stories live. Discover now