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- SIMÓN -

— Listo, he finalizado con ambos— dice Alexander limpiando sus manos ensangrentadas— deben ser más cuidadosos, no saben lo que hay en esas arboledas para lanzarse solos, y siendo tan inexpertos.

Simón ha mirado desde el comienzo como Alexander se ha dedicado a saturar las heridas de ambos jóvenes como todo un experto, como si nunca hubiese dejado de practicarlo, ha tratado de forma amable al dúo y les ha aconsejado como deben comportarse mientras están curándose, sabiendo que su trabajo no puede dejar de realizarse. Sigue siendo un chico amable que no quería ser cazador, que no tenía amigos y que quería estudiar medicina lo cual defraudó a los dos adultos Lightwood, o eso le contó Isabelle o la falsa Isabelle cuando trataba de ponerlo al día después del tiempo de desaparición. Ahora duda de que la "muerte" de Alexander no tenga como protagonistas a sus propios padres.

— Te lo agradecemos, señor Lightwood, — habla Jace— nuestras vidas están en deuda con usted también.

Simón le hace un movimiento al dúo para que se retire después de comprobar que se han vestido, están medio cojos y están quejándose en susurros, pero Simón sabe que se sanarán rápidamente si cicatrizan bien las heridas, que con lo bien que le ha hecho Alexander es de seguro que no tendrá problema. Cuando se queda a sola con el Lightwood, lo ve limpiar el desastre que ha dejado mientras que él sigue sentado desde que todo comenzó, en su observación ve que ese chico ya es adulto, un joven adulto que debería tener algo en su vida, pero por algunos motivos está al lado de un demonio de alto rango.

— ¿Sigues siendo un Nephilim humano? — pregunta Simón.

— No, soy un subterráneo de nivel secundario, no logre matar ni puedo matar a mis asesinos— comenta con normalidad— pero apareció Magnus, me revivió y me eligió como su guardián mientras estabas en el espacio de transformación junto a Raphael.

El chico de ojos azules y de pelo azabache se sienta en la silla que está del otro lado del escritorio, hay una pequeña sombra de barba en su cara, pero no hay señales de arrugas, lo que sabe Simón es que Alexander desapareció en caza a los diecisiete años y se le dio por muerto, a pesar de que por apariencia se ve más grande, su edad no ha pasado de esa edad que murió, un estancamiento como todos los demonios. Ambos se están mirando fijamente, comparten su semblante serio y algunas malas experiencias de vida.

— ¿Quieren fueron tus asesinos, Alexander?

— Las propias personas que destruyeron tu familia.

La puerta es golpeada con los dos golpes característicos que suele hacer Raphael, entonces la puerta se abre y muestra su figura adentrándose, tiene una sonrisa fingida en su cara y Simón siente que hay algo mal con su comportamiento, cuando suele entrar a la oficina no es tan indiferente como lo está haciendo ahora, lo ve reverenciarse y mirar primeramente a Alexander antes de mirarlo a él, con una mirada que hace que Simón trague con fuerza porque puede jurar que es una mirada parecida a cuando era un demonio salvaje.

— Joven amo, señor Alexander, es hora de la comida y Magnus ya está esperando en la mesa.

— Entonces, con su permiso, bajaré primero para no dejar a Magnus solo— dice Alexander levantándose de inmediato.

Sin esperar respuesta ven como Alexander sale por la puerta a pasos largos, Simón observa que Raphael no se ha movido ni le ha interesado que aquel chico se haya retirado sin ser permitido, pero no le dio importancia de ese comportamiento, tomo su bastón para levantarse y así poder bajar hacia la habitación donde los invitados le están esperando, pero cuando se está por levantar vuelve a caer a la silla por ser empujado por el demonio frente a su vista, quien le hizo sorprenderse, sus colmillos están afuera y sus ojos han cambiado de color a una sombra más oscura.

— Raphael ¿Qué sucede? — balbucea Simón muy sorprendido.

— Sabes nuestras condiciones, no puedes estar en un lugar a solas sin mi presencia— dice Raphael en un tono más grave— porque si te sucede algo, yo no podré hacer nada.

— Pero... es Alexander Lightwood, no sería capaz de hacerme daño sabiendo que soy el perro guardián de Magnus.

— Entonces te diré que solamente no me gusta verte a solas con nadie que no sea yo— dice molesto Raphael— así que no lo hagas más.

— ¿Por qué? — enfrenta Simón.

— Porque tu alma y tu cuerpo son míos, y debes cuidarlo y debo cuidarlo.

Simón se siente extraño porque ha experimentado una sensación de frustración, quita a Raphael de adelante para pararse, no va a decirle nada ni ponerle una advertencia, con la mirada que le está dando es suficiente para decirle que no vuelva a hacer nada parecido o será castigado por su descaro, y mientras camina hacia la puerta vuelve a ser detenido para ser apoyado contra la puerta, aun el demonio sigue con sus colmillos afuera, acercando su cara a la suya, y raspando su colmillo en sus labios inferiores lastimándolos; Simón trata de zafarse pero el demonio lo está manteniendo con fuerza, para después pasar su lengua por ellos lamiendo la sangre que está saliendo, pero al contrario de Raphael que parece estar disfrutando también besando. 

Simón cierra los ojos con fuerza porque esta vez esas heridas le han dolido, cuando es liberado el joven le da un golpe con la mano abierta en su mejilla, escuchando en aquel silencio el sonido del golpe, su respiración agitada y la queja que está dando el demonio por el golpe.

— Tus comportamientos impulsivos han llevado a que me duela lo que has hecho— dice Simón tratando de controlar la respiración— no volverás a probar sangre de mi por un largo tiempo, por tus acciones estúpidas y sin sentido. ¿Acaso los demonios no son racionales? No me importa, solo compórtate como alguien racional.

— Yo, me disculpo por mis acciones.

— Mide tus acciones, las disculpas no llevan a nada.

Y ahora si abre la puerta para caminar hacia las escaleras mientras limpia el rastro de sangre en sus labios, sintiendo la presencia de Raphael detrás de él. No entiende su explosivo comportamiento de la nada, no se comportaba tan impulsivo desde que se conocieron y a veces perdía su paciencia a no lograr algo, pero después de ello se mostró racional y prudente, pero el día de hoy hizo cosas que Simón se sintió asustado y extraño, sabe que no tiene porque repetir que debe cuidarse siempre, porque él mismo sabe que ese cuerpo ya no es suyo sino del demonio, pero no le gusta que siempre le esté reclamando y haciéndole acordar como si no supiera o tuviera miedo a que no cumpla con el trato. 

Mira de reojo viendo como una sombra a ese demonio, todavía sigue siendo un enigma para él lo que guarda en su mente, pero no le teme al demonio ni a ningún otro, mientras siga vivo no dejará que nadie le pase por encima.

Venganza ||Saphael|| (RESUBIENDO)Where stories live. Discover now