Venganza ||Saphael|| (RESUBIENDO)

(31)

- RAPHAEL -

Una vez que ha logrado lavar su hombro y colocarse un nuevo cambio de ropa, decide bajar para prepararle algo de comer a Simón para que desayune y a la vez hablar con Magnus de lo ocurrido y de lo que deberían hacer desde ahora para que no se repita. Mientras baja por las escaleras ve como Merliot está en el último peldaño con los brazos cruzados, mientras tiene una lanza en sus manos y un saco de flechas en su espalda, está mirando hacia la puerta principal que está abierta, tratando de observar lo que la Seelie salvaje está mirando. Ve que corriendo por afuera están Magnus y Alexander, preocupado se acerca más a la puerta para ver qué está sucediendo y si están en peligro, pero se da cuenta que hay una barrera con ellos y que están comprobando el territorio, están colocando cosas en el suelo, purificadores de oscuridad que creo Tessa hace muchos siglos, antes de que él existiera. No puede creer que el jefe del submundo se esté poniendo en peligro así, pero Magnus hace lo que quiere y nadie puede negárselo.

— Los dos mundanos están cubriendo desde las ventanas— informa Merliot.

— ¿Pero?

— Morirán pronto, son muy débiles, más débiles que la persona con la que tienes el pacto— murmura.

Raphael lo sabe, a pesar de lo que Alexander hiciera, siguen siendo mundanos de jerarquía más baja que los Nephilim, a pesar de que sepan habilidades de lucha y hayan protegido la mansión por unos pocos días, no puede decir de qué van a sobrevivir, es mejor liberarlos antes de que sea tarde. No creyó que este momento pasaría tan rápido porque pensó que habría problemas leves como invitados no deseados, pero esto es mucho para ese dúo. Les dará un poco de dinero para que puedan irse lejos, y puedan vivir libres de servir a otras personas, considera que es mejor hacer un acto bueno antes del final.

— Lo sé, voy a liberarlos pronto. — Dice Raphael — ¿Dónde está tu familia? No los he visto hoy, solo a tu hijo entrando y saliendo de la habitación de Ragnor.

— Isabelle quiso compartir una charla con tu persona, capaz quiera contarle que nuestro segundo hijo llevará su nombre por su muerte cercana.

Escuchar que Simón está de nuevo solo, y con una persona que fue su amor de niños, no le gusta para nada, se despide para ir a la cocina rápido y preparar cualquier cosa que pueda llamarse desayuno apto e ir hasta donde está Simón para interrumpir esa conversación y sacar a esa chica de ahí, una mujer casada no puede estar con la persona que iba a ser su esposo, o esos fueron sus valores en su temporada de ser mundana. Tomando la bandeja y no dándole importancia que Magnus está volviendo con Alexander, sube por las escaleras con destreza sin que la bandeja se mueva ni un poco, entonces cuando esta por subir completamente ve como esa chica, Isabelle y Fran viene hacia la dirección por donde están, llamando el nombre de Merliot, cuando cruzan por al lado del otro el hijo de Isabelle le detiene, lo cual se pone tenso.

— No consumas su alma, guárdalo contigo hasta que llegue el momento, la vida te sorprenderá— dice Fran.

— ¿El momento? — pregunta confundido.

— Sabes sobre los dones de las Seelie salvajes, con solo ver a los ojos de una persona se puede saber toda su historia de vida tanto el pasado, presente y futuro— dice el chico.

— Deja de tus juegos niños, y ve a encargarte de tu trabajo.

Sigue caminando hasta la oficina para dar dos pequeños golpes y entrar, encontrándose que Simón está leyendo una carta con una sonrisa, y quiere saber porque está sonriendo, si la causa es Isabelle, aunque seguramente sí, porque puede sentir el aroma de esa chica está en todo el ambiente como de Fran. Deja la bandeja en el escritorio, mientras comienza a pasar lo que está la bandeja ahí, en ningún momento deja de mirar a Simón porque no ha dejado de sonreír, ni tampoco le mira, hace como si nada hubiese pasado, mientras este está a punto de explotar de molestia, los demonios son muy territoriales con sus presas.

— ¿Qué es esto? ¿Por qué son las sobras de ayer? — pregunta Simón después de un rato.

— Es lo que te mereces — dice entre dientes Raphael— y deja de sonreír Simón, o tendré que hacer que esa sonrisa cambie.

Ve como el menor deja de sonreír dejando la carta en la mesa, muestra una expresión de sorpresa que hace que Raphael sonría con un poco de superioridad por haber logrado lo que quería, deja la bandeja en el sillón mientras se mueve hacia la ventana dándole la espalda a la vista de Simón.

— ¿Qué te sucede?

— Te deje en claro Simón, eres mío— responde Raphael— ¿Por qué sigues quedándote a solas con personas sin mi?

— Es Isabelle y su hijo, su marido está abajo— dice Simón— deja de comportarte de manera tan posesiva.

Raphael se da vuelta acercándose dando vuelta la silla y colocando una mano en la orilla superior y la otra en el apoya brazo encerrando a Simón quien está mirándolo con molestia, pero está más molesto que él, es una lucha de ver quién gana. No dejará que nadie se acerque a Simón en las dos últimas semanas que le quedan juntos, nadie quitará la oportunidad de tenerlo en su posesión. Entonces siente ser alejado y como Simón se da vuelta de nuevo hasta el escritorio mientras trata de comenzar a desayunar y él vuelve a mirar hacia la ventana como las arboledas se ven más apagadas que antes, indicando que la oscuridad se está acercando.

— Los demonios oscuros se están acercando, pronto vamos a tener muchas de las Seelie salvajes si comienzan la lucha de obtener territorio— comenta Raphael.

— Recibiremos a todos con las puertas abiertas, hay habitaciones de sobras, y ellos pueden compartir habitaciones mientras se refugian y esperamos refuerzo— indica Simón.

— Sacaré a Jace y Clarissa de aquí el día de hoy, le daré algo de plata y les haré desaparecer de este país— dice Raphael— no quiero que se queden cuando se está por llenar todo de personas peligrosas, estas personas no harán nada para cuidarles.

— Bien, es mejor no tener estorbos aquí— coincide Simón— no quiero perder de mi vista los objetivos, pero no dejaré que los mundanos mueran como los que han pasado con mis antecesores.