Blood [Drarry]

Amuleto de la sangre

Capitulo 15: El amuleto de la sangre 

Draco no había pensado en eso desde hacia tiempo, pero después de la cena con los Potter la idea volvió con fuerza a su mente y no lo abandono. 

Así que ahí estaba de nuevo en el callejón Knockturn, nevaba y era difícil caminar por lo que no había muchos magos por las calles, eso no impidió, sin embargo, que Borgin & Burkes abriera sus puertas para cualquier mago o bruja de reputación y moral dudosa. Draco aguardo hasta asegurarse que no hubiera nadie en el establecimiento para entrar, en ese momento el delgado y nervioso hombre que atendía detrás del mostrador se encontraba contando algo en la caja registradora, en cuanto lo vio su expresión se volvió de terror. 

— Buenos días, joven Malfoy. ¿Qué hace un hombre tan ilustre vagando por estos lares tan poco favorables para su reputación? 

Draco sonrió cínicamente mientras se acercaba al mostrador.  

— Usted sabe muy bien a que he venido, entrégueme lo que  le pedí la última vez que nos vimos y saldrá bien librado de este encuentro. 

El hombre se retorció las manos en un gesto nervioso, —Joven Malfoy como le dije la última vez lo que me pide no existe— Draco enseño sus colmillos y gruño con furia tomándolo de la camisa, el hombre soltó un chillido y siguió hablando— Sin embargo, he podido contactar con unos individuos de su especie, que podrían tener más conocimiento sobre este artefacto... 

Draco escucho la información con mucha atención, pensando si presentarse y si no sería un trampa. Pero realmente no tenía mucho que perder y si bastante que ganar. Por lo que regreso a la casa de Harvey por la red flu del caldero Chorreante, en cuanto llego fue recibido por el ceño fruncido del hombre, lo esperaba en frente de la chimenea. 

— Por lo general no me entrometo ¿Pero dónde diablos has estado?— Draco se encogió de hombros y no respondió, eso molesto más al castaño— Escucha niño, has estado actuando muy raro desde tu cena hace unos días ¿Y ahora vas a Borgin & Burkes como si tal cosa? 

— Pero no te entrometes— Murmuro Draco, asombrado de que lo haya seguido sin que él lo notara pero no dejando que esa emoción se reflejara en su rostro— He de suponer entonces que sabes a donde iré esta noche. 

 El hombre frente a él gruño, su palidez siendo más notoria por el enojo, revolvió sus cortos rizos castaños y el frío azul de sus ojos le dio una mirada exasperada mientras se sentaba en su sillón favorito (un sofá de plaza individual color chocolate paralelo a la chimenea).

— No creo que debas ir al nido de las Værger.* 

— ¿Y por qué no? ¿Acaso son peligrosas?— Draco tenía entendido que los vampiros no se atacaban entre sí, y aunque le daba igual lo que Harvey tuviera para decir nunca estaba de más ir preparado. 

— Para neófitos como tú, sí.  Demasiado joven e inexperto; carne fresca, perfecta para unirla a su nido.

— Yo no me quiero unir a ningún nido. 

 Según la había explicado él, los nidos eran una especie de comunidad de vampiros, había muy pocos, ya que la mayoría de los vampiros preferían la soledad que afiliarse con los de su especie, y había aun menos nidos que estuvieran fichados en el ministerio. 

— Muchos dicen eso, pero las Værger son expertas en persuadir a la gente para que cambie de opinión.

El problema con los nidos radicaba en que debías dejar atrás la vida que llevaste como humano,  familia trabajo y escuela, Draco quería saber, saber si era posible revertir la maldición a la que había sido condenado, si podía limpiar su sangre, pero no estaba dispuesto a renunciar a su vida como humano; su titulo como maestro de pociones, a su padrino, a Harry... Son cosas que no iba a sacrificar, era un precio muy alto por la vaga promesa de redención.