Dicen que los ojos son el espejo del alma, que una mirada dice más que mil palabras y que la conexión siempre rebaza la realidad.
Dicen que el hilo rojo del amor puede estirarse, contraerse y enredarse, pero jamás romperse.
Dulce y Christopher nunca...
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-DM: julio de 2010. Para mi diario de los recuerdos.
Estoy navegando en un mar de sensaciones extrañas que no se asemejan ni al dolor, ni a la tristeza, ni mucho menos a la alegría. A veces la vida es cruel, a veces la distancia mata y las horas de diferencia hieren con fuerza.
Nunca se está preparado ni para recibir, ni para dejar ir. Todo llega sin tocar, y se va sin avisar.
Los tiempos no son perfectos, me enamoré en el momento equivocado y, creo que hoy la vida me está haciendo ver que ni él, ni yo sabemos cómo salir del laberinto frío y gris al que fuimos adentrándonos poco a poco.
Siento que esto es algo invisible que mis ojos cerrados con mil tormentas del pasado no quieren ver. Tengo miedo, temo lo que pueda pasar, temo perderlo, pero me duele estar junto a él.
Éramos unos jóvenes inmaduros, no sabíamos nada de la vida y nos aventuramos a enfrentar cosas juntos. Muchas las hemos superado. Otras como esta, simplemente no han llegado a su fin y cada día duelen más.
Ha llegado un punto en el que los celos, las discusiones, la distancia y los malditos chismes han deteriorado nuestra relación. Quisiera tomar un avión, llegar junto a él y jamás salir de un departamento, quisiera huir de su mano para evitar que esto golpee más; pero tengo miedo, no puedo.
"El silencio no se parece a Christopher".
***
CVU: julio de 2010. Para mi diario de los recuerdos.
Llegó así, nada más. Sin avisar, esos ojitos se quedaron grabados en mi mente, su voz se quedó grabada en mis oídos y ella se metió en lo más profundo de mi alma.
Ahora he llegado a un punto en que el amor no basta, la desconfianza a ganado el protagónico. Mis fuerzas se han agotado, mi paciencia va expirando, siento que ya no puedo seguir esperando noches enteras, siento que algún día voy a desistir de seguir.
Observo el reflejo de la luna por mi ventana y la veo a ella, observo mi guitarra en la mesa de noche y su voz Dulce inunda mi mente, el retrato que tengo en frente me recuerda que está en mi vida. Pero también me recuerda que los fantasmas del pasado no la dejan en paz, me recuerda que puedo perderla.
No imagino futuro sin ella, no imagino besar a otra persona ya, en mi mente no entra la posibilidad de amar a alguien más como la amo. Sin embargo, como Diego lo dijo una vez, el amor no basta si no hay confianza.
Y, lamentablemente, yo debo aumentar: El amor no vasta si hay miedos.
