capítulo 3

354 50 14
                                    

La lección que me deja la ruptura de Dulce y Poncho llega demasiado tarde

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

La lección que me deja la ruptura de Dulce y Poncho llega demasiado tarde. Involucrarse sentimentalmente con gente del trabajo no deja nada bueno, sobre todo cuando la cosa termina mal, porque nadie quiere convivir con alguien que le ha hecho tanto daño. Cicatrizar las heridas es más difícil al tener que ver a esa persona todos los días. No hay duelo, ni un respiro, ni un momento de tregua.

Yo no puedo poner en práctica la enseñanza. Me estoy enamorando de Dulce tan rápido y profundo que a veces me asusta.

La gente se entera de las rupturas mediante una entrevista que doy junto a Poncho. Es corta, pero lo suficientemente larga para notar la actitud pedante que ha adoptado mi amigo. No sé si se da cuenta de que la está lastimando más y no le importa, o le pasa algo gravísimo que no le hace pensar antes de actuar.

«Cosas vienen, cosas van», había sido su respuesta cuando le preguntaron por qué. Y, en definitiva, yo hubiese preferido que se quedara callado. Él no tuvo que consolarla después, no la vio llorar, ni oyó sus lamentos cargados de reproches hacia sí misma.

–En serio, ya no sigas, Bro. Date cuenta de que la estás lastimando –le aconseja Christian.

Me aferro al forro del sillón para no correr tras Dulce. Se acaba de ir corriendo, después de que poncho halla gritado que está en su mejor momento, así, de la nada. Estamos todos sentados en el camerino, a nada de empezar un concierto.

–No es justo que tú presumas de "estar en tu mejor momento" cuando ella está pasándola mal –espeta Maite.

–Por tu culpa –completa Anahí–. Si estás bien, perfecto. Pero déjala vivir en paz, dale chance de vivir un duelo a medias, porque todos sabemos que con el trabajo es imposible.

–Claro, para ustedes solo existe ella, ella y su dolor. El echo de que yo no esté llorando como María Magdalena en los rincones, no significa que no esté sufriendo –se para furioso.

–¡eso es lo que das a entender! –grita Anahí–. La has lastimado, idiota.

–Si, si, si –ríe sin humor–. Yo la he lastimado, yo soy el malo y ella es la víctima que quiere ser el centro de atención.

–Ella no... –intenta Maite.

–¡Sí! Dulce se muestra vulnerable solo para llamar la atención. Les ha convencido de que yo soy el culpable y de que ella es la afectada, pero ¡ella también tiene la culpa y no lo quiere aceptar! Yo no era el que fantaseaba con una vida feliz, yo no me hice ciego con todos los rumores.

–Cálmate –Cristian obliga a que se siente.

–yo también estoy sufriendo y me duele lo que a pasado. Pero no busco dar lástima, ni que todo el mundo voltee a verme –nos mira una última vez, antes de pararse para irse.

Esa noche salimos a cantar disgustados. Poncho se muestra distante, Dulce perdida y nosotros haciendo hasta lo imposible por mantener esto a flote. A diferencia de otros sábados, después del concierto no hay cena, ni fiesta.

Este Corazón (Vondy)Where stories live. Discover now