Capítulo 09: Dos apodos, una playa

113 11 0
                                    

31 de agosto, 2018

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

31 de agosto, 2018

Viernes.

Día que los estudiantes aman como si fuese el último día de fin de año.

Estoy albergando felicidad en todos los sentidos de la palabra, porque ayer di mi examen de recuperación, y saqué un 8.5 de nota, pensé que sacaría un diez, porque esa tarde que estudié con Dainan, nos quedamos casi hasta la medianoche repasando todos los temas. Pero por mi cuenta, estudié hasta las dos de la mañana, porque quise repasar todas las fórmulas de física.

Entregué todo de mí. La nota que saqué no es tan mala, en comparación de las que obtuve antes. Por eso estoy feliz, feliz de haber dado todo mi esfuerzo en ese examen, los resultados fueron positivos, ¡Gracias a Lucifer!, porque si no mamá me agarraba a escobazos.

—¿Entonces cuándo es tu cita? —cuestiona Bella, con la boca llena de chocolate.

Hace una hora me atreví a contarle sobre la cita que me propuso Dainan, sin embargo, nunca acordamos donde vernos, porque aparte de que quise que fuera sorpresa, el tiempo no nos alcanzó, y estos días hemos estado en exámenes, con trabajos, por eso no hemos podido conversar acerca de eso.

—Cierra el pico, y come como una persona normal—reprocho, ignorándola.

Entrecierra sus ojos, y abre su boca aún más grande, me muestra como mastica su chocolate.

—¿Tú hablando de modales? —eleva una ceja—No seas cínica, que en nuestras pijamadas te tiras gases en mi cara.

Abro la boca asombrada, pero entonces recuerdo que eso es cierto—Somos unas puercas—me río.

Ella suelta igual, carcajadas que fácilmente pueden escuchar los vecinos, especialmente la familia "Beresford"

—¿Enserio están hablando de lo que hacen cuando yo no estoy? —pregunta Hans—¡Cochinas! ¡Cerdas!

Él está sentado en el sofá de la esquina de mi cuarto, leyendo una revista de superhéroes—¿Nunca has hablado con la boca llena? —le cuestiono, acercándome a él. De mi cama cojo una almohada—¿Nunca te has tirado un gas? —levanto hacia arriba la almohada, a punto de pegarle en su cabeza—¿Qué clase de humano eres?

Entonces comienzo a atacarlo con almohadones, él trata de protegerse con su revista, pero mi fuerza es mayor que la de él. Ventajas de una karateca. Sigo golpeándolo, hasta que el sonido de unas piedras chocando contra el vidrio de mi ventana me detiene.

Dainan.

Tiro la almohada al suelo, para correr hasta mi ventana.

Abro la cortina, después quito el seguro para abrirla por completo. Miro hacia abajo emocionada, pero entonces mi emoción decae al ver al señor que cobra la pensión del servicio telefónico—Señorita, buenas tardes—me saluda—, nadie me atendió por la puerta principal, por eso tuve que venir por atrás...

Susurros de amor © [FINALIZADA]Where stories live. Discover now