Capítulo extra #1

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27 de octubre, 2018 (Día de la competencia de natación de Aurora)

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27 de octubre, 2018 (Día de la competencia de natación de Aurora)

Dainan Patrick, Beresford Lane

Aurora camina por la piscina, balanceando sus caderas de izquierda a derecha, el agua chorrea por sus piernas, deslizándose hasta llegar a la punta de sus pies. Todo nuestro alrededor era un loquerío, la gente gritaba sin parar el nombre de mi querida novia. Así como yo estaba orgulloso de que haya ganado la competencia, había otros que de la misma forma lo estaban. Confié hasta el último segundo en ella, porque sé reconocer lo inteligente y perseverante que es.

Cada cierto tiempo le sonreía como loco, mientras que ella sonreía para el público que la animaba con determinación. Por otro lado, noté que no era el único que estaba perdido en aquella chica que, hacia chistes sin sentido, reía abiertamente, y jamás lograba captar indirectas. Supe entonces que a más de uno esos comportamientos habían hechizado como magia. En realidad, lo supe desde el primer instante que ellos se abrazaron esa tarde fuera de nuestras casas.

Cuando amas a alguien, te fijas hasta en los detalles externos.

Sebastián no observaba a nadie más que a Aurora, sus ojos le brillaban como a los míos y sus labios formaban una sutil sonrisa siempre que ella reía para nuestros compañeros. Observé cada uno de sus movimientos, llegando a la conclusión de que sus sentimientos iban más allá de una amistad. Por mucho que quisiese odiarlo, no podía, por mucho que quisiese sentir celos, no podía, por mucho que apretujase mis manos en puños y quisiese golpearlo, simplemente no podía.

El amor es impredecible hasta para aquellos que menos esperan experimentarlo.

Mientras que culminan la ceremonia de entrega de medallas, observo con detenimiento a Aurora, que, a pesar de haberla visto toda la mañana, seguía con esas ansias de estar pendiente de ella. Enloquezco de dos maneras, al verla y al no verla.

—La mamá de Aurora nos invitó a su casa, para comer parrillada—me dijo Bella, mientras daba brinquitos a mi alrededor—Apúrate niño tiburón. —reí al verla tan feliz y emocionada como yo.

Iba seguirle por atrás cuando observé que Aurora regresó a los vestidores. Así que decidí esperarla con su rosa azul y la carta en forma de avión, sin embargo, alguien también estaba decidido a hacer lo mismo que yo.

Sebastián la esperó afuera de los vestidores.

Desde el otro lado, examinaba su comportamiento. Algo estaba a punto de hacer, pero no era tan inteligente como mi novia para descifrar qué.

Cuando Aurora salió, ambos mantuvieron conversación por unos segundos, que para mí se me eran interminables, hasta que los vi besándose.

Mis piernas me exigían correr para separarlos, pero el dolor que sentía en ellos me lo impedía. Muy pronto dejaría de tener movilidad, debía cuidarme, porque si no lo hacía, tendría la posibilidad de inmovilizarme hoy mismo. No podía dejar que Aurora me viera en ese estado. Me martirizaría todos los días de mi vida, y es irónico pensar que pocos son los que me quedan.

Susurros de amor © [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora