Epílogo

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7 años después

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7 años después...

20 de diciembre, 2026

Aurora Sofía, Evans Monroe

Observo por la ventana del avión, las nubes grises y el cielo apagado de Carolina del Norte, es increíble que hayamos dejado la primavera y el otoño atrás. Tan solo llevábamos tres horas de viaje y ya sentía que mi trasero picaba de dolor e incomodidad, nunca podré ser capaz de adaptarme a los viajes en avión. Veo la hora en el reloj que tenía en la muñeca, y casi pego un salto al darme cuenta que ni siquiera habían pasado tres horas, sino tan solo dos. ¡Moriré!

Después de escuchar música, ver mi serie favorita, comer unos bocadillos y leer un libro de Stephen King, decidí pegar el ojo por dos horas más. Mis pensamientos se volvieron borrosos, y empecé a extraviarme en ellos. Era el mismo sueño de siempre, yo paseando por las calles de la ciudad con alguien a mi lado, ambos riéndonos, mientras comíamos helados deliciosos.

Ese "alguien", era la persona que hace años convirtió mi alma en pequeñas moléculas de agonía y dolor. ¿Dolía soñar con él?, ¿Dolía recordarlo?, ¿Dolía creer que él ya no estaba aquí?, Sí. Pero con el tiempo ese dolor fue disminuyendo, y he llegado a un punto que recordarlo o soñarlo me da felicidad y ya no tristeza. Qué bien se sentía soñar con Dainan, es como si aún estuviese vivo.

Vivo para mí...

La persona que viajaba conmigo no dudó ni un segundo en pegar su frente con la mía, acarició mi piel, labios, frente, y con la punta de sus dedos me hizo cosquillas en las mejillas. Por cierto, también olvidaba decirles que las caricias de Sebastián eran lo mejor que me había podido pasar en la vida. Una vez más quise tener en ese instante su cuerpo contra el mío, para inspirarle amor y deseo.

Abro los ojos con una sonrisa en los labios, él estaba ahí, observándome con su mirada de anhelo. Yo tampoco dudé en tomarlo del cuello, y acercarlo a milímetros de mí, poco a poco acerqué mis labios a los suyos, y cuando ya no pude más, lo besé. Saboreé aquel beso con mucha ternura, y al sentir en mi quijada el roce de su incipiente barba, me alejé lentamente.

—Eres tan guapa cuando duermes.

El cotilleo de sus palabras provoca estragos dulces en mi estómago—¿Con que observándome dormir?

Recompone su compostura, sentándose a mi lado.

—Lo siento, es mi gusto culposo.

Enrosco las piernas, le cedo mi mano, y él de inmediato la acepta. Paso mis dedos entre los suyos, después beso sus nudillos, mientras siento que su sonrisa traspasaba junto a su mirada, mi alma.

Cuando creí en el peor momento que ya no podía más, tampoco rehacer mi vida, llegó él. Me hundí por un largo año en pastillas para dormir, bebía alcohol sin control, renegaba por todo y con todos. Inclusive sentí que la vida había pasado por encima de mí, estaba viviéndola por vivir. Acudí a psicólogos, también asistí a un centro de alcohólicos anónimos, fue tan irritante el depender de alguien que jamás volvería a estar conmigo, que atenté por primera vez contra mi vida.

Susurros de amor © [FINALIZADA]Onde as histórias ganham vida. Descobre agora