03; Deuda.

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Para Jennie había sido difícil entender los motivos de su padre de quedarse en aquel lugar inhóspito donde reinaba la injusticia. Ella aún era muy joven cuando tuvo que dejar obligadamente a su familia atrás, y a pesar de que siempre se sintió agradecida por el esfuerzo de sus padres, realmente no comprendía porqué simplemente no viajaban con ella a vivir en la ciudad.

Al menos así fue hasta que llegó al pueblo, entonces pudo ver de cerca y, por primera vez, conectar con aquél motivo.

Se levantó la mañana siguiente a su llegada con la mirada clavada en la ventana de su cuarto y el ruido de aquel viejo ventilador de techo que se esforzaba por lanzar ráfagas refrescantes de aire. La luz amortiguada que le llegaba por las persianas, le indicaban que ya era de día y, de hecho, bastante tarde.

Cerró los ojos y cogió aire con profundidad mientras se estiraba. Escuchó algunos ruidos que provenían de afuera y no logró distinguir, entonces caminó hasta la ventana y - sin abrirla del todo- vio a lo lejos un par de hombres que estaban paseándose por las extensiones de tierra labrada. Entre ellos, distinguió a su hermano y su padre.

Aquella visión fue como un revelación para sus ojos. Ella sabía que su padre trabajaba las tierras heredadas por su abuelo, y siempre había creído que ese detalle era causa suficiente para que se mantuviera viviendo allí, cuidando de aquel legado familiar.

Al menos eso creía hasta ahora que descubrió la existencia de otras familias quienes también trabajaban esas parcelas. Entonces ya no necesito hacerse más preguntas, ni cuestionarse los motivos de nada. Comprendió al instante que las tierras no eran sólo el sustento de su familia, sino que otras también dependían de ello. Y conocía a su padre lo suficiente para saber que no dejaría sin trabajo a otros, sólo por un capricho suyo.

Cerró las persianas tras contemplar un rato más el enorme campo que se extendía, y se dirigió a su closet para sacar alguna prenda liviana que la ayudara a tolerar el calor de aquella epoca. 

Estuvo tan pendiente el di a anterior de los pequeños detalles de su hogar, que no le había dado tiempo de coger el móvil. Lo revisó mientras salía rumbo al baño para higienizarse, y se sorprendió gratamente al notar que tenía cobertura incluso en ese lugar.

Respondió algunos mensajes de su amiga Nayeon y sus tíos, justo antes de entrar al baño. Las viejas paredes de ladrillo que recordaba ahora estaban cubiertas por sencillos azulejos con mosaicos y se sintió orgullosa de que, más allá de todos los impedimentos, sus padres lograron crecer.

Se lavó el rostro, los dientes y se peino antes de salir hacia la cocina. Un par de voces le llegaron, era su madre y alguien más conversando. Ingresó en el cuarto, encontrándose a su madre sentada en la punta de la mesa y a un hombre parado a su lado mientras bebia agua.

- ¡Cariño!.- Saludo su madre y entonces el chico que estaba a su lado, se giro a verla.

¡Vaya!. Pensó al ver los rasgos definidos de apuesto extraño.

- Mamá.- Le sonrió y luego dirigió sus ojos al joven.- Hola.

Ambos hicieron una reverencia al mismo tiempo.- Soy Kai.- Se presentó.

- Trabaja con tu padre en el campo.- Le dijo su madre.- Estábamos pensando en hacer una cena para presentarte ante las familias del pueblo.

A Jennie no le agradó aquello y su rostro fue demasiado transparente para hacerlo notar.

- No.- Dijo con firmeza.- Es innecesario y además, no es como si tuvieran que hacerlo. Conoceré a los vecinos tarde o temprano.

El castaña y la mujer más grande intercambiaron miradas cómplices. Jennie ignoró eso y se aproximó hacía una tetera que descansaba sobre la estufa, con las intenciones de hacerse una sencilla tasa de té.

"LOST ON YOU" | JenLisa G!PWhere stories live. Discover now