07; La necesidad de la carne.

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La noche estaba estrellada y, con la ventana abierta, Lisa observaba en el patio de su propiedad la figura de Sorn que, subía a uno de sus coches y luego éste se ponía en marcha para alejarse.

Se volvió sobre sus pies y caminó hacia el cuarto de su hermano, dónde el pequeño yacía dormido plácidamente. No le sorprendió, el pequeño durante todo el día se había mostrado alterado y bastante molesto, insistía en que deseaba regresar a la escuela. Algo que, por supuesto, Lisa ni siquiera pensaba aceptar.

Luego de una larga rabieta y de los inútiles intentos de Sorn por enseñarle, Bambam se marchó a su cuarto y allí estuvo gritando el resto de la tarde. Lisa, aferrándose a su lado más civilizado, luchó contra el impulso de derribar la puerta de una patada y reprender al niño.

— OJALÁ HUBIERA MUERTO CON PAPÁ Y MAMÁ.

El grito del pequeño la había congelado en su sitio, no fue capaz de decir absolutamente nada. En cambio, permaneció en silencio preguntandose qué habría hecho su padre si ella hubiera opuesto esa resistencia cuando era aún una niña y él la obligaba a ir mientras hacia los cobros en el pueblo.

Cerró los ojos frustrada y ahogó una sonrisa poco agradable, probablemente su padre la habría golpeado. Pero ella no sería capaz de lastimar a su única familia.

Cuando el niño cesó su berrinche, ella se retiró del lugar y bajó directamente en búsqueda de la maestra del niño. Sorn sólo había tenido que hacer mención a la idea de enviarlo a la escuela para desatar el peor lado de Lisa.

Aquel que veía sólo en ocasiones muy específicas.

La pelinegra ya cogió del cuello y le siseo:

— A mi no me cuestionas.

Y luego la folló durante el resto de la tarde, tan bruscamente que la rubia necesito más tiempo del habitual en recomponerse. Con las nalgas quemando, y el delineador corriendo desastrosamente en su rostro, la chica se quedó tendida en la cama hasta que fue muy tarde y Lisa - para echarla- pidió a uno de sus hombres alistar un coche y llevarla a casa.

Ahora estaba allí, aún con las palmas sensibles por los azotes y el cuerpo sudoroso. No recordaba la última vez que perdió el control de esa forma, pero no sé arrepentía.

Así es como ella era y no podía cambiarlo.

Tampoco podía cambiar el pasado y evitar que sus padres murieran. Ni cambiar las cosas que su padre la había obligado a hacer durante su niñez, cuando apenas tenía edad para entender algo. No podía.

Era muy tarde para ella, pero no para Bambam. Al menos ahora, su hermano era una cría y podía disfrutar más de lo que ella pudo. Si su padre hubiera estado con vida, probablemente estaría borrando cada vestigio de inocencia del pequeño y sólo pensar en aquello, a Lisa la hacía apretar los puños.

Bambam tendría su niñez intacta aunque eso le complicara las cosas a futuro a Lisa.

Jennie estaba terminando de cenar junto a su madre cuando su hermano ingresó a la cocina seguido por Kai, Sehun y ChanYeol.

— Muchachos, ¿Terminaron por hoy?.— Preguntó la madre de la castaña mientras se apresuraba a servirles algo de comida.

Jennie desaprobó aquello pero prefirió guardar silencio y terminar las últimas porciones de su carne.

— Sí, pero no vamos a cenar aquí.— Respondió su hermano deteniendo a su madre.— Iremos con los muchachos a la cantina de Joo.

— ¿Y eso?

El muchacho explicó algo vagamente, algo que Jennie no comprendió pero tampoco se forzó a creer. Simplemente cogió su plato y sus cubiertos para ir a lavarlos.

"LOST ON YOU" | JenLisa G!PWhere stories live. Discover now