- Cuatro. -

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JungKook no esperó más y caminó para sentarse frente a Hee, lo único que los separaba era la pequeña anchura de la mesa. Claro que JinHee no pasó por desapercibido el movimiento repentino a su alrededor, un poco extrañada detuvo su lectura bajando las manos de la mesa y levantó su cabeza, había un aroma, un perfume que ella había conocido hace unos días, inconfundible.

—¿Disculpe, algo le molesta...? —preguntó cuidadosa sonriendo amablemente.

JungKook apenas podía esconder su sonrisa, seguía mordiéndose los labios evitando que esta se escapara, tomó aire sentándose correctamente y colocó los codos en la mesa dejando que sus dedos pulgares sujetarán su barbilla.

—De hecho si, señorita... —cambió su voz por una más grave— me preocupa algo de su presencia en esta biblioteca.

—Por favor... —pidió Hee que prosiguiera ensanchando su sonrisa.

—¿No cree que es peligroso... —JungKook se detuvo admirando la belleza de la chica con más detalle— que alguien tan hermosa como usted esté en lugares públicos como este? —preguntó aún de viaje por las finas facciones del rostro de Hee.

Ella rió suave sonrojándose y remojó sus labios antes de hablar.

—¿Eso cree? —preguntó Hee y se inclinó un poco hacia delante sobre la mesa, acortando centímetros de lejanía con Kook— ¿Kim JungSook? —preguntó.

JungKook la miró a los ojos con sorpresa y sintió que se le dificultaba respirar, pareciera como si JinHee le estuviera mirando a los ojos.

—¿C-Como supiste que era yo? —preguntó riendo.

—Por tu aroma, y tu voz —respondió volviéndose a sentar correctamente— aunque la intentaste cambiar, el tono fue el mismo, además terminaste con mis dudas cuando oí que reías —ahora ella rió.

—Me alegro de haberte encontrado aquí hoy —JungKook le sonríe— pensé que nunca mas volvería a verte...

—Pensé lo mismo, tu voz se escucha mejor, que bien —dijo JinHee.

—Si, es cierto...

—¿Como es que nos encontramos aquí? —preguntó Hee.

—Ah, Nam-... e-eh vine a entregar los libros de un amigo, le hice el favor... —comentó nervioso por su equivocación.

—Oh, ya veo —dijo asintiendo.

—¿Y tu? ¿vienes aquí regularmente?

—Si —respondió— antes de perder la vista era alguien a quien le gustaba mucho leer, y bueno, gracias al braille no he dejado de hacerlo, fue fácil aprender.

—Claro... pero aún no sé cómo es que puedes andar por estas calles tan fácilmente, aunque leí que la percepción de la luz puede ayudarte para tu movimiento y orientación...

—¿Estuviste investigando sobre la ceguera? —preguntó Hee en tono juguetón, JungKook había sido atrapado.

El nombrado rasgó su garganta sintiendo el calor acumularse en sus mejillas y se removió nervioso en su asiento.

𝒀𝑶𝑼𝑹 𝑬𝒀𝑬𝑺 𝑻𝑬𝑳𝑳 / 𝗝𝗝𝗞Where stories live. Discover now