-Es todo, Alteza...- murmuró el Sanador, disponiéndose a apagar el Generador de Almas.
-Espere un poco...-solicitó el ojiverde, recreando la mirada en la diminuta figura que se movía con vigor, flotando entre una multitud de pulsos dorados, y que dejó revisar dos cosas importantes. La primera, un corazón fuerte, que latía como un delicado y preciso reloj, la segunda... que era un varón. Loki gestaba un varón grande y saludable, el primero para él, y el tercero para el Dios del Trueno- Es que no me canso de ver este milagro...
-¡Oh, bueno... yo no diría un milagro, Príncipe Loki! -exclamó el Sanador, ayudando a su ilustre paciente a sentarse en la mesa de exploración- Un Jöttun fértil es bastante frecuente entre los Gigantes, y gracias a ello, tenemos la información suficiente para cuidar adecuadamente su gestación, así como también, para planear un nacimiento venturoso... El miedo que usted tiene, por encontrarse en una edad adulta, no parece ser un factor de riesgo.
Loki terminó de vestirse sin disimular su gran alegría. Entrando al tercer mes de su embarazo, el vientre mostraba ya una suave curva, pero se disimulaba bastante bien bajo su camisola amplia y su capa.
-Su padre estará tan contento...- murmuró, delineando su barriguita frente a un espejo- Y es que un Jöttun no tiene la misma fuerza y longevidad de un Asgardiano... ¿Creen que le será satisfactorio este hijo?- Loki preguntó y Fandral, Hogunn y Volstagg se miraron entre sí, sin saber qué responder. El travieso rió de buena gana al verlos en medio de su confusión. Los tres Guerreros estaban presentes en su reconocimiento médico, enviados por el Rey Thor, pero oficialmente, ninguno estaba al tanto del extraño giro en la relación de los dos hermanos- No me insulten fingiendo que no saben que este niño es un vástago del Trueno. ¿Cuál sería la razón para que los Tres íntimos cómplices de Thor estén aquí entonces? Vayan ya y cuenten a Su Majestad que estoy bien, que tendremos un varón y que necesito elegir su nombre, porque de acuerdo a la tradición Jötnar, el nombre debe ser dado antes de su nacimiento, para que su alma encuentre el camino y se acune en su esencia, y tenga un alma, un propósito en la vida...
Los tres Guerreros se inclinaron en respetuoso saludo. Loki podría tener los peores antecedentes, pero ahora, era el motivo y el amor entero de Thor. Y ellos le demostraban su lealtad.
-Una vez, en Midgard, escuché de una tradición en los pueblos nativos- dijo Fandral, demostrando que nuevamente era dueño de sí mismo- En el día del nacimiento de un hijo, se esparcen cenizas alrededor de la casa, a la mañana siguiente, el jefe de la familia revisa cual criatura dejó sus huellas marcadas... Así adquiere un tótem, un espíritu animal que será su guardián y lo inspirará con sus habilidades durante toda su vida...
-Que gran historia...- sonrió el pelinegro, iluminando su rostro con ilusión- Pero... ¿ Y si ningún animal deja sus huellas? Que pasa si llueve, o el viento borra las cenizas... ¿Se queda el pobre niño sin protección?
-Jamás... Un hombre sabio interpreta cada señal... si las cenizas muestran las huellas de un pequeño gorrión o de una hormiguita diminuta, los dones vendrán...
-Un gorrión es un ave libre, no le gustan los amos, y vuela siempre aprovechando el viento. Un niño sería libre, astuto e indomable- apuntó Hogunn, comprendiendo el sentido de la historia de su amigo.
-Y una hormiga es disciplinada, laboriosa y respetuosa de las jerarquías... creo que mi familia es de hormigas- exclamó Volstagg, palmeando con fuerza la espalda del rubio espadachín.
-Si un elemento se hace presente, entonces los atributos serán los del viento o la lluvia, lo que suceda será bueno para el hijo- Concluyó Fandral, avisando al grupo de servidores que acompañaban al Sanador,para que dispusieran todo y regresar a la ciudad dorada.
