Parte 10 (+18)

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Estando a punto de superar su límite de inasistencias y apenas habiendo salido de un episodio depresivo, Horacio logró reincorporarse a sus clases en la Universidad.

Debía aprobar cinco exámenes, orales y escritos, de diferentes materias para poder dar por concluido su segundo año de carrera. Considerando su situación, concluyó que lo mejor sería no retomar sus prácticas con el equipo de porristas, porque era más sensato invertir todo su tiempo en el estudio.

Horacio estaba aterrado. Si bien se destacaba como el mejor de su clase, haber estado dos semanas ausente, significaba un enorme retraso.

Haberse ido a vivir con Viktor fue un cambio drástico, pero habían conseguido adaptarse sin problemas. El menor llevaba poco más de una semana en su apartamento y su rutina se basaba en levantarse por las mañanas, asistir a la Universidad y regresar apenas terminaban sus clases para concentrarse en el estudio.

Viktor le había confiado la copia que tenía de la llave de su apartamento, dándole la libertad de moverse como lo deseara.

A veces, Horacio se saturaba entre los libros y se tomaba un descanso haciendo tareas del hogar, como cocinar o limpiar, pero apenas Viktor llegaba a casa, lo ayudaba. Él tardaba un poco más en volver, porque tenía prácticas con el equipo de fútbol americano por las tardes. Sin embargo, cuando cruzaba la puerta y se encontraba con el menor invirtiendo su tiempo en algo que no fuese estudiar, tomaba su lugar, para que él pudiera seguir con lo que era verdaderamente importante.

El ruso también debía prepararse para sus propios exámenes, pero estaba mucho menos presionado porque iba al día con sus clases.

Horacio estaba agradecido con toda la confianza y la ayuda que le brindaba. Sabía que Viktor actuaba desinteresadamente, pero aun así sentía que lo mínimo que debía hacer para devolverle el favor era ayudarlo con las tareas domésticas.

El mejor momento del día para Horacio era a la hora de dormir.

Las primeras noches durmiendo juntos aún sentían algo de vergüenza y no era hasta que las luces se apagaban que juntaban el valor necesario para acercarse al otro.

Con la oscuridad siendo su cómplice, algunasveces era Horacio quien se movía hasta acurrucarse en el pecho de Viktor. Otrasveces, era el mayor quien tomaba la iniciativa y lo abrazaba por la espalda.Muy poco habían tardado en acostumbrarse a dormir en los brazos del otro. Lacalidez que les brindaban sus cuerpos creaba un hogar y pese a que ellos no lo supieran, hasta los latidos de sus corazones se habían sincronizado.

—-☆—-

Viktor Volkov despertó sin necesidad de una alarma ya que tenía incorporado el hábito de madrugar.

Su cama, por primera vez en años, se sentía cálida y no vacía. Estaba tan cómodo que no tenía ganas de levantarse, si pudiera se quedaría allí para siempre, pero era consciente de que eso no era posible.

El ruso abrió los ojos ligeramente y buscó el motivo por el cual sus sábanas ya no olían solo a su perfume, sino a una mezcla entre su colonia y un aroma dulzón al que se consideraba adicto.

No tardó en encontrarlo, a su lado descansaba Horacio.

-Buenos días- Le dijo. Su voz se tornaba ronca apenas despertaba, pero el menor ya se había acostumbrado. Ante sus ojos, el ruso lucía tan radiante como siempre, no le afectaba que acabara de despertar.

Viktor le regaló su sonrisa más tierna y Horacio sintió su corazón derritiéndose en su pecho.

Por desgracia, él no había logrado dormir en toda la noche y el mayor no tardó en notarlo. Sus ojos estaban enrojecidos y tenía ojeras muy marcadas.

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⏰ Son güncelleme: Apr 22, 2021 ⏰

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