Parte 1 (+18)

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Esa noche Jack había salido de la ciudad dejando a sus dos hijos solos en casa. Gustabo de diecinueve y Horacio de dieciocho. Los hermanos no tenían la mejor relación, pero si había algo en lo que estaban de acuerdo era que cuando la casa quedaba solo para ellos, tenían la libertad de invitar a quien quisieran.

Gustabo estaba sentado en el sofá de la sala junto a su novio Viktor. Su relación era prematura, pero estable, se habían conocido en la universidad por amigos que tenían en común y llevaban poco más de tres meses juntos. Viktor no tenía mucha experiencia amorosa, por lo que, cuando conoció a Gustabo creyó haber tenido un profundo flechazo por el joven de ojos celestes.

Luego de un tiempo siendo buenos amigos Viktor le propuso ser pareja y Gustabo aceptó. Tres meses después, el ruso estaba descubriendo que ya no sentía lo mismo por el rubio, pero tampoco quería dejarlo porque lo apreciaba y tenía miedo de que la ruptura les impidiera recuperar su antigua relación de amistad.

Los jóvenes estaban tranquilos viendo una película de ciencia ficción cuando el timbre de la casa sonó.

-¿Esperabas a alguien?- El de pelo gris preguntó curioso.

-No, debe ser para mi hermano- Respondió Gustabo sin darle importancia. -¡Horacio, la puerta!- Gritó y a los pocos segundos el joven de cresta se asomó por las escaleras, captando la atención de Viktor al instante. Horacio era simplemente distinto, no se parecía a nadie que hubiera conocido y eso lo supo desde la primera vez que lo vio.

Hacía más de un mes Gustabo le había pedido que lo esperase afuera de la universidad para ir juntos a su casa y grande fue su sorpresa cuando su novio apareció acompañado del chico de cresta. Gustabo se lo presentó como su medio hermano y Viktor se sorprendió. Eran completamente distintos, Gustabo era frío y malhumorado, mientras que Horacio era simpático y radiante. Al ruso le costaba creer que dos personas tan opuestas pudiesen convivir sin matarse.

Desde ese día lo cruzó algunas veces más en la universidad, así notó que el menor siempre estaba acompañado por hombres y mujeres distintos. El chico de cresta tenía una reputación particular en el campus, se lo conocía por su simpatía y también porque era bastante promiscuo. Se decía que entre hombres y mujeres se había follado a media universidad, pero Viktor estaba convencido de que eso era una burda exageración, aunque la verdad le daba igual.

La personalidad de Horacio era avasallante, podía estar rodeado de personas y lograr opacarlas a todas. Siempre había sido un chico seguro de sí mismo, extrovertido, proyectaba mucha confianza y jamás se dejaba influenciar por las opiniones de los demás. Se vestía y se maquillaba como quería y siempre hacía lo que se le antojaba.

Horacio había tenido un efecto único en él desde el primer día. El joven lo había dejado completamente encandilado, por lo cual, siempre que sus ojos lo encontraban no podía dejar de verlo. Había llegado a cruzar miradas intensas con él más de una vez, pero nunca se había atrevido a hablarle de eso, era el hermano de su novio, no debería siquiera pensar en eso.

Horacio bajó las escaleras corriendo, haciendo que su falda revelase parte de su ropa interior. Volkov tragó saliva al verlo.

El de cresta abrió la puerta y se lanzó a los brazos de un joven rubio y delgado, más alto que él. Se colgó de su cuello mientras lo besaba y Volkov sintió asco al ver como el rubio metía la mano debajo de la falda para apretarle descaradamente el trasero.

-Eh, puercos, están en la puerta de la casa, iros a una puta habitación- Gustabo gruñó.

Horacio se separó del rubio y le dijo algo al oído que lo hizo reír. Tomó la mano del chico y comenzó a guiarlo hasta las escaleras. Pasó frente a los jóvenes recostados en el sillón y les sacó la lengua, enseñándoles su reluciente piercing.

The Lover - VolkacioWhere stories live. Discover now