Capítulo 13

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Me encuentro a unos cuantos pasos de distancia del local y desde aquí soy capaz de ver la silueta de Klaus recostada en la puerta de la entrada, a medida que me acerco su silueta va tomando forma y observo con claridad su cuerpo. Lleva puestos unos vaqueros oscuros junto con una camiseta blanca y una chaqueta de mezclilla, mi mirada se traslada a su cabeza en busca de encontrar su cabello rubio, pero este está cubierto por una gorra. Al parecer siempre lleva una.

Al terminar de fumar el cigarrillo que hay entre sus dedos lo deja caer al suelo para luego aplastarlo con su pie, dirige su mirada hacia mi dirección y sonríe moviendo su mano en forma de saludo.

—Que hermoso día para verte otra vez, querida Ellen —dice cuando me detengo frente a él.

—Lo mismo digo —un intento de sonrisa se forma en mis labios, pero está no termina de llegar a mis ojos.

—¿Todo bien? —pregunta al ver la mueca qué hay en mi rostro.

—Si, solo he tenido un mal día —me encojo de hombros restándole importancia.

Me observa dudoso, pero no dice nada al respecto solo asiente y cambia de tema.

—Permíteme arreglar tu mañana —dice indicándome que lo siga.

Voy tras de él y le sigo el paso cuando atraviesa el callejón que da a la parte trasera del local. Lo miro sin entender que se supone que hacemos aquí atrás, y el cómo si entendiera mi confusión me pide que haga silencio y lo siga. Llegamos a lo que creo que es la puerta trasera del lugar y observo todos los grafitis que se encuentran en las paredes de ladrillo que encierran el callejón. Quedo impresionada, es una lástima que este tipo de arte no se reconozca lo suficiente.

—¿Me dirás que hacemos aquí? —cuestiono cuando lo veo intentando abrir la puerta de la tienda de Cd's

—¿No es obvio? Vamos a entrar —responde aún intentando abrir la puerta.

—Claro que lo es, pero se supone que trabajas aquí, ¿Qué haces forzando la puerta? —lo miro sin entender por qué me trajo hasta aquí si pudimos entrar por la puerta principal.

Se da por vencido con la puerta y se gira hacia mí negando con su cabeza.

—Eres muy inocente, Ellen y me gusta —ríe—. Si trabajo aquí, pero no tengo las llaves así que no podemos entrar por el frente. Nos toca entrar por atrás.

Asiento entendiendo su punto, hubiese empezado por ahí desde el principio.

—Está bien —me acerco a la puerta—. Ignoraré el hecho de que probablemente esto sea ilegal y te ayudaré a abrir la puerta.

No dice nada mientras llevo una de mis manos a mi cabeza para quitar las dos horquillas que sostenían mi cabello, dejando que este caiga un poco más abajo de mis hombros, las ubico de tal manera que me permitan abrir la puerta, hago un poco de presión y giro una de las horquillas hacia la dirección en que abre la cerradura. Unos minutos después la puerta cede y se abre por completo. Me giro y encuentro el rostro de un sorprendido klaus que me observa con la boca abierta.

—¿Qué? —señaló la puerta—. Esto es lo más fácil de mundo

—Ya se a quien llamar si quiero robar un banco —dice con entusiasmo mientras entramos.

Río, —No es para tanto, todos deberíamos saber hacerlo.

Enciende la luz del local y el lugar queda iluminado por completo, todo sigue igual a como lo recuerdo.

—¿Dónde aprendiste a hacerlo? —pregunta despojándose de la chaqueta.

—Unas chicas de mi antigua escuela me enseñaron, ya sabes, en caso de una emergencia —lo observo—. Quien diría que lo terminaría usando para entrar a escondidas a una tienda de música.

La lista de los Corazones RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora