Capítulo 28

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Advertencia: El capítulo está algo largo, pero les aseguro que vale la pena. Podría haberlo divido en dos partes, pero preferí que leyeran todo de golpe.

Espero que les guste <3



—¿Qué estamos haciendo en tu departamento?

Axel se gira hacia mí y veo como sus labios se curvan en una diminuta sonrisa antes de volver a mirar al frente. Tuve que contenerme para no rodar los ojos.

—Ya lo verás —murmuró sin mirarme.

Me crucé de brazos manteniendo la mirada en las puertas cerradas. Estábamos esperando el ascensor. Luego de algunos segundos este llegó y abrió sus puertas; una pareja joven salió acompañada de una anciana que nos sonrió de forma dulce. Le devolví la sonrisa antes de seguir a Axel.

Me apoyé en una de las paredes mientras él presionaba el botón del piso número 3. Lo miré de reojo cuando metió sus manos en los bolsillos. Suspiré cruzándome de brazos. Después de su repentina confesión cuando salíamos de mi casa ninguno de los dos volvió a abrir la boca. Lo que hizo que el camino hacia aquí fuese algo incómodo. Yo me había limitado a ver por la ventanilla del auto mientras él conducía por las calles, lo único que llenó nuestro silencio fue la voz del locutor de una emisora que se reproducía en la radio.

En menos de un minuto el ascensor se detiene en el piso. Axel es el primero en salir. Yo lo sigo detrás, con un paso más lento e inseguro. Mi desconfianza va en aumento a medida que nos acercamos a su puerta. Me apresuré a alcanzarlo cuando lo vi detenerse. Sacó las llaves de su bolsillo y las metió en la cerradura, las giró hacia la derecha y...

—Mierda —masculló cuando la puerta no se abrió—. Siempre se atasca.

Volvió a intentarlo esta vez con un poco más de fuerza. Sin embargo, obtuvo el mismo resultado.

—Joder —murmuró, intentándolo de nuevo.

Me mantuve observando la puerta hasta que el sonido de unos pasos acercándose a nosotros me hizo desviar la mirada, una mujer pasó por nuestro lado con una mirada confundida.

Me giré y vi a Axel con una mueca de irritación en el rostro.

—Los vecinos creerán que estamos allanando el departamento —intenté bromear.

Él soltó una risa floja.

—No sería la primera vez —dijo, encogiéndose de hombros. Fruncí el ceño y él añadió—: Hace una semana llamaron a la policía porque pensaron que estaba intentando robar.

—¿En serio? —le pregunté, divertida.

Él asintió.

—Estuve media hora tratando de explicarle a un oficial que no estaba intentando robar mi propio departamento.

—Vaya —me reí.

Axel sonrió.

—Si, no fue una buena noche.

—Ya lo creo.

Él negó con la cabeza antes de mirar otra vez la puerta.

—Vamos, cariño. —Me tensé por un momento, pero luego entendí que le hablaba a la puerta. Contuve una risa—. Ábrete de una puta vez.

La lista de los Corazones RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora