SALVACIÓN

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Transcurrieron varias horas, o al menos eso decía el reloj de la pared, para mí fue mucho más tiempo. Aquella sala de espera mordía con fuerza la piel, cuatro paredes que encerraban un pedazo de infierno, el ojo de una tormenta que podía llevarse por segunda vez lo que más amo en el mundo.

Aquellos hombres de gabardina se acercaban por momentos, veían a Lex de una forma peculiar, con respeto, incluso miedo. ¿Acaso sabían de lo que él era capaz? Seguro que sí.

En ese momento el hombre longevo a cargo de Lice entró a la sala, con el rostro cansado y sudor en la frente. Yo me levanté y lo encaré, no podía esperar más. 

—¿Cómo está ella? —Pregunté, con las ansias atoradas en mi garganta. 

—Ella está bien, la cirugía fue un éxito. —Respondió. 

Una lágrima se deslizó por mi mejía. Sentí que fuimos a la guerra y salimos con la victoria, que llegamos a la cima del Everest a pesar de la tormenta, que mi corazón respiró de nuevo. 

Caí de rodillas y lloré, pero esta vez de alivio. Lex se arrodilló a mi lado y besó con ternura mi cabello. Aquella noticia me había devuelto la vida, la sonrisa, el color de lo que me rodeaba. 

Busqué los ojos de Alex y le dediqué unas pequeñas palabras. —Gracias por hacerlo posible. 

CRISTALWhere stories live. Discover now