🔺Ella se convirtió en lo que ellos crearon. Su sed de venganza la llevó por un camino oscuro y solitario, pero eso cambio al conocerlo... Gracias a él su vida comenzó a cambiar y llenarse de color. Comenzó a comprender que no todos eran iguales a l...
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Estaba en clase de matemáticas cuando de pronto sintió como su cuerpo le anunciaba la necesidad ir al baño en ese momento. Levantó la mano y pidió permiso al profesor, el cual lo dejó salir.
Caminó por el silencioso pasillo, pensando en sus cosas, hasta que escuchó ruidos procedentes de una de las aulas. Miro a la puerta confundido, pues parecía estar vacía. Se acercó a ella y pudo diferenciar un par de voces. Tenía curiosidad ¿Quién estaría haciendo pegas? ¿Qué estarían haciendo en ese lugar? Sabía que el dicho de "la curiosidad mató al gato" se creo por alguna razón, pero no podía evitar la tentación de saber la respuesta a sus preguntas.
Puso la mano en el pomo de la puerta y la abrió un poco, lo suficiente para poder ver lo que pasaba ahí dentro, sintiendo de bruces la incomodidad invadir su cuerpo.
Frente a él había una chica sobre una mesa, posicionada boca abajo mientras era penetraba por alguien. Los dos eran alumnos y conocía al chico, pues ¿Quién no conocía al apuesto y deseado novio de la chica más popular y malévola del instituto? Se quedó impactado al ver esa escena ¿Esa chica quería morir? Si Toga se enteraba de eso le haría la vida imposible; aunque no solo ella tenía la culpa, después de todo era su novio el que le ponía los cuernos y parecía disfrutarlo, por lo que podía ver en su rostro.
Al centrar la mirada en ella se fijó en una cosa que le provocó más intriga de la que ya tenía. El color azulado de los ojos de la chica estaba algo apagado, no veía ninguna pizca de vida en ellos. A pesar de que se notaba que disfrutaba del sexo, sus ojos no mostraban nada; estaban completamente vacíos. Si le estaba gustando, ¿Por qué tenía esa mirada?
«Creo que he visto suficiente» pensó, para luego dar un paso atrás con la intención de irse, pero, cuando fue a cerrar la puerta, la mirada de la chica se centró en la suya, dejándolo pálido y avergonzado. Con un escalofrío en la espalda, salió pitando de allí, cerrando la puerta sin hacer ruido.
En todo el día no logró sacarse aquellas imágenes de la cabeza, por mucho que lo intentase o pensara en otra cosa. Le generaba demasiada intriga conocer la causa de aquella mirada.
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