𝑹𝒆𝒍𝒂𝒄𝒊𝒐𝒏 𝑭𝒂𝒍𝒔𝒂 (𝑻𝒐𝒅𝒐𝒓𝒐𝒌𝒊 𝒙 𝑶𝑪)

𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 4

   Tras aquel día estuvo varios sin poder dormir bien. No dejaba de pensar en Momo y los motivos que le dio para poner fin a su relación. Tenía un mar de sensaciones en su interior; se sentía triste, pero al mismo tiempo frustrado; su corazón estaba roto, pero también ardiente de ira. La falta de sueño había perjudicado un poco sus notas, tampoco tanto, seguía sacando sobresalientes, pero no llegaba a la máxima nota como siempre había hecho. Las ojeras en sus ojos eran notables, pero tampoco era que le importase.

   Él solo quería comprender sus sentimientos, más era imposible. Las razones que le dio no eran suficientes para él. Su amor hacia ella era más fuerte que un obstáculo tan simple. Sin embargo, ella no parecía sentir un amor tan fuerte hacia él, o al menos estaba buscando la forma de dejarlo atrás, pues por mucho que intentase hablar con ella, era imposible. Sus conversaciones eran escasas; cada vez que él trataba hablar de ellos, ella huía con alguna excusa. Ya no sabía qué hacer para, al menos, eliminar la incomodidad entre ellos.

   Otro día más paso, otro en el que tenía que ir al instituto, sin preocuparse en ocultar las pronunciadas ojeras bajo sus ojos heterocromáticos. No obstante, a sus amigos si les preocupaba que no durmiese bien, sobre todo a su mejor amigo, Midoriya Izuku, un chico de cabellos verdosos y ojos del mismo color. Se conocían desde la infancia y habían estado juntos desde entonces. Él comprendía a la perfección a Shouto y era, junto a su novia Uraraka Ochako y su amigo Iida Tenya, los únicos que conocían su amor hacia la pelinegra.

   Por eso mismo, su amigo intentaba animarlo lo mejor que podía, yendo a su casa para que no estuviera a solas con Momo, invitándola a la de él, estudiando juntos, saliendo a sitios para mantenerlo distraído; todo sin éxito alguno. Todoroki seguía igual de mal que al principio y cada vez se hundía más en su miseria.

   — Venga, Shouto, algún día tienes que animarte, no puedes estar así de mal toda la vida — sugirió Izuku, con un semblante de preocupación, mientras su mano se posaba encima del hombro de su amigo.

   — Si puedo — replicó, sacando sus cosas de la mochila para dejarlo sobre el pupitre.

   Ambos estaban en la misma aula, pero con asientos separados. Shouto estaba al lado de la ventana, en la tercera fila, mientras que su amigo se sentaba al otro lado de la clase, en la segunda fila. Sin embargo, este aprovechó que quedaban todavía cinco minutos hasta que empezara la siguiente clase para ir hacia el asiento del chico e intentar, de nuevo, animarle para que dejase de estar tan decaído.

   — Sé que perder a alguien al que amas es doloroso, tú lo sabes mejor que nadie — agregó, recordando el accidente que le arrebató a sus padres —, pero ese no es motivo para quitarnos las ganas de seguir adelante. No te pido que hagas como que nada ocurrió, porqué no es la solución correcta, simplemente pido que no descuides tu vida escolar y social — sonrió mientras le miraba a los ojos, transmitiéndole paz y confianza —. Ochako, Tenya y yo somos tus amigos y puedes contar con nosotros para lo que sea.

   Shouto bajó la mirada por unos segundos, recapacitando con las palabras de su mejor amigo, para luego volver a subirla y centrarla con la de él, formando una leve, pero suficiente, sonrisa. 

   — Gracias, Deku.

   El nombrado contestó con una sonrisa y se fue a su asiento, pues el profesor había entrado al aula, dando comienzo la clase. 

   Tal y como le había dicho su amigo, intentó concentrarse en la lección, dejando a un lado sus pensamientos oscuros y negativos, e intentando centrarse en pensar solo en lo que el profesor estaba explicando. Estaba funcionando, lo estaba ayudando a aislarse de la realidad, y cuando volvía a pensar en la pelinegra, intentaba pensar en otras cosas para no ahogarse en la oscuridad de su corazón.

   Así es como pudo sobrevivir a las clases hasta la hora del descanso. Antes de comenzar el almuerzo, decidió ir al baño para que no le pillara el tiempo a última hora, pero, como si eso ya se hubiera hecho una costumbre para él, en el pasillo, junto a un aula vacía, escuchó voces. «¿Otra vez?» pensó mientras miraba la puerta de reojo, debatiendo en su interior si debía entrar o era mejor ignorarlo e ir al baño para hacer sus necesidades. Pasaron segundos en los que estuvo debatiendo qué hacer, hasta que la curiosidad lo ganó y decidió averiguar qué era lo que ocurría.

   Por suerte, no era otra pareja teniendo relaciones sexuales encima de la mesa del profesor, sino más bien era una discusión entre varias chicas. Reconoció al grupo de inmediato; eran Toga Himiko y sus amigas. Éstas estaban frente a otra chica que pudo reconocer nada más ver su rostro. Jamás olvidaría esos ojos...

   — ¡Pedazo de puta! ¡Te has follado a mí novio! — gritó la rubia, furiosa y con ganas de darle un buen golpe a ese rostro que tan irritante le parecía. 

    Sin embargo, la castaña frente a ellas no se inmutó. Levantó los hombros con indiferencia y sonrió de lado.

   — Si, pero no es la primera vez que lo hacemos — sonrió con arrogancia, mientras disfrutaba del rostro lleno de ira de la rubia como si de una película se tratase.

   Esta se puso roja de la rabia y la cogió del cuello de la camisa blanca del uniforme, mirándola amenazante y con el ceño extremadamente fruncido. Pero grande fue su sorpresa al contemplar que la chica frente a ella no dejaba de sonreír como si aquella situación le provocara cierta diversión; ni sus amenazas ni sus miradas podrían borrar aquella sonrisa. No era la misma chica introvertida que conocía antes de lo de la fiesta. Por un momento su expresión dudó, teniendo la sensación de que se estaba burlando de ella, pero no se dejó intimidar y siguió mirándole con una mirada amenazante y llena de rencor.

   — Además, te enfadas conmigo porqué soy con la que se ha acostado, pero... ¿No has pensado que si él sigue follándome tiene que ser por alguna razón? — cuestionó aún con su sonrisa arrogante y burlona en los labios —. Tal vez... No le llenas en el sexo o esté dudando de sus sentimientos hacia ti.

   Toga apretó con más fuerza el agarre de su camisa, arrugándola en el proceso. Quería hacerla callar con una bofetada en su rostro. No quería seguir escuchándole.

   — ¡No me vengas con esas mierdas! ¡No solo te has acostado con Katsuki, también lo has hecho con los novios de todas ellas! — espetó alzando la voz, mientras señalaba con su mano libre a las chicas que estaban tras de ella.

   — Bueno, no lo habría hecho si ellos se hubiesen negado — volvió a levantar los hombros con indiferencia, haciendo rabiar aún más a las chicas —. Además, vosotras os lo buscasteis ¿No decíais que soy una jodida zorra? Pues ahí os lo he demostrado — se defendió, borrando de golpe su sonrisa para mirarle a los ojos con el ceño fruncido y una pizca de rencor, odio y furia en sus azules ojos. 

   Toga volvió a dudar por una milésima de segundos, pero se mantuvo con una postura amenazante. Shouto, por su parte, contemplaba la pelea con un escalofrío en su espalda. Había escuchado oír rumores sobre una chica que se acostaba con todo lo que se moviese, pero no le había dado nunca importancia al tema y nunca había indagado en ello, por muy curioso que fuese, él no confiaba en los rumores, así que nunca le vio sentido indagar en ellos.

   — Eres una zorra — recriminó la rubia, cerrando su puño con fuerza mientras con la otra mano mantenía su agarre firme.

   — Si, es en lo que me habéis convertido. Deberíais sentiros orgullosas de vuestro exitoso experimento — respondió a su amenaza con un tono sarcástico. 

   Eso fue el detonante de la paciencia de la rubia. Alzó su puño y lo dirigió hacia el rostro de la castaña, más nunca llegó a impactar contra su piel, pues una mano la detuvo a centímetros de su rostro. 

   Las chicas miraron confundidas al chico frente a ellas, incluida Naomi. No sabían quién era hasta que reconocieron aquel cabello de tonalidades extrañas. ¿Qué hacía el alumno más listo del instituto entrometiéndose en algo que no le incumbía? Ni que fuese miembro del consejo estudiantil.