Noviembre, hace 9 meses.

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Gustabo en esas semanas que pasaron tomó una difícil decisión. Quería pasar más tiempo con Conway así que sopesó los pros y los contras de su alocada idea y decidió que eso era más importante que aprobar los exámenes de su asignatura. Si suspendía podría pedirle tutorias para supuestamente mejorar.

Y así hizo, se presentó al examen, estuvo hora y media aplicando fórmulas erróneas, haciendo mal los cálculos y dejando en blanco las preguntas de teoría. Calculaba que con lo que había contestado sacaría aproximadamente un dos así que se levantó y le entregó sonriente su examen a Conway para a continuación firmar la hoja de asistencia.

Pasó una semana en la que Jack se dedicó a corregir los exámenes y cuando llegó al de Gustabo se sorprendió al ver que la nota era un 1'75. Extrañado comprobó varias veces que el nombre y el número de identificación coincidieran y efectivamente lo hacían. No podía ser, en la sala de profesores había escuchado a varios comentar que García era un estudiante acostumbrado a sacar matrículas de honor, todos estaban contentos con su actitud en clase y lo definían como un chico aplicado y responsable. Eso hizo que se replanteara si el problema era el, alomejor sus clases resultaban aburridas, tal vez no sabía hacer llegar los conocimientos a los alumnos. No podía ser que un alumno con una media de excelente de repente en su asignatura sacara semejante nota, era inadmisible, no podía permitirlo.

Con esa idea en mente fue a la clase de esa tarde, cargando con los exámenes corregidos para entregarlos y que pudieran ver donde habían errado para aprender de esos fallos y no volver a cometerlos. Al final de la hora los repartió, dejando para el último el de Gustabo.

-No se vaya aún, usted y yo tenemos que hablar, -ordenó más que pidió el mayor.

Gustabo se limitó a sentir aún en su sitio, sonriendo por dentro al ver que su plan estaba yendo tal y como había pensado.

Unos minutos después el aula se quedó totalmente vacía, ellos dos eran los únicos que quedaban en ella.

-¿Y bien? -inquirió Conway apoyando sus manos en su el pupitre de Gustabo.

-¿Y bien? -repitió el menor alzando las cejas haciéndose el desentendido.

-¿No va a decir nada? -preguntó extrañado el profesor inclinándose hacía delante aún apoyado en la mesa.

-¿Y qué quiere que le diga? He suspendido, superelo, parece que le moleste más a usted que a mi. -contestó altivo el rubio.

-Exacto, -exclamó Conway dando un golpe en la mesa y alejándose unos pasos hacia atrás. -Ese es el punto al que quería llegar. Tengo entendido que usted es un estudiante excelente, algunos se atreverían a decir incluso que brillante y, de repente, saca una pésima nota y no dice nada. Hay algo que no encaja.

-No sé simplemente se me ha atragantado esta asignatura, -mintió Gustabo viendo como todo avanzaba perfectamente. -No me voy a poner a llorar por un suspenso si es lo que esperaba, Conway.

-Ya veo... -contestó este dándole vueltas a una idea que rondaba por su cabeza. -Tengo una propuesta para intentar mejorar esas notas en un futuro, ¿qué le parecería asistir a una hora de tutoria dos veces a la semana? -interrogó el mayor apoyándose ahora en el escritorio.

-Si usted de verdad cree que me serán de ayuda y no serán una pérdida de tiempo, acepto.

-No sólo lo creo, se lo aseguro, -afirmó Conway haciendo que Gustabo sonriera, pero por un motivo muy diferente del que se imaginaba el mayor. -¿Le vienen bien los martes y jueves de siete a ocho, después de clases?

-Claro.

-Pues nos vemos mañana después de clase en mi despacho, no se olvide.

-Entendido, martes y jueves a las siete, lo recordaré, -aseguró Gustabo levantándose de su asiento y recogiendo la mochila para dirigirse a la salida. -Nos vemos Conway, -se despidió alzando la mano sin girarse desde la puerta.

when I kissed the teacher    [intenabo] Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz