when I kissed the teacher [intenabo]

Agosto, actualidad (final)

Se encontraban sentados en el sillón, piel contra piel. Conway repartiendo lentas caricias en la espalda de Gustabo mientras este dejaba besos por el cuello y clavícula del mayor. Se habían sumergido en una atmósfera de cariño donde sólo existían ellos dos.

—Su picha está rozandome el muslo, —dijo el rubio en su oído, conteniendo una carcajada por su propio comentario.

—Joder Gustabo, ¿no te podías contener, verdad? Eres incorregible, —suspiró el mayor dejando caer sus brazos a los costados y alejándose para mirarle a la cara. —Venga levanta el culo.

—Pero bueno Conway, ¿ya está listo para otro round? Que goloso, —se burló Gustabo pasando los brazos por detrás del cuello del otro, acercándose más y mirándole a los labios.

—Me refería para poder vestirme capullo, —aclaró Conway, notando el lugar que enfocaban los ojos contrarios, sintiendo la tentación de acortar de nuevo la distancia que los separaba.

—Es una lástima, —comentó Gustabo separándose y poniéndose de pie rápidamente, sabiendo que había dejado al otro con las ganas. —Pero tranquilo, entiendo que para alguien de su edad un segundo asalto sería incluso peligroso para su salud.

—¿Cómo que para alguien de mi edad? ¿Pero que edad te crees que tengo?

—No sé, ¿cincuenta y seis?

—Cincuenta y seis veces me voy a cagar en tu puta vida anormal, ¿cómo que cincuenta y seis años? —preguntó indignado Conway mirando incrédulo al rubio. —Mira mejor no digas nada, mejor acercame un cigarro anda que están en el cajón del escritorio.

—Así que usted es de esos de un piti después del kiki, —siguió pinchando Gustabo incapaz de parar con las bromas, estaba feliz como hacía mucho tiempo que no lo estaba. —Joder Conway, es usted un hombre chapado a la antigua eh, ¿eso significa que me ha hecho el amor?

—Eso significa que me estás inchando las pelotas Gustabin, —contestó Conway mientras se subía los pantalones y miraba con cierto asco el líquido espeso que reposaba en su vientre. —Y encima mira como me has dejado, que puto asco joder.

Gustabo lo observó con una idea rondando su mente. Abrió el cajón y cogió la cajetilla de tabaco, sacó un cigarrillo y se lo llevó a los labios bajo la confusa mirada del mayor. Encendió el cigarro y dio una calada mientras se acercaba al mayor para soltar el humo en su cara.

—¿Qué cojones est- —fue interrumpido por Gustabo que le puso el cigarro en la boca mientras se agachaba sobre Conway y lamía el líquido blanquecino. —Joder, estás tentando a tu suerte hoy, —comentó después de dar una calada para a continuación coger al rubio por las mejillas y darle un beso lento seguido de pequeños picos, sin querer separarse del otro. —Si seguimos así no nos vamos a ir nunca, ¿lo sabes, no?

—El resto del mundo ahora mismo puede esperar, usted es mi prioridad.

—Así que soy tu prioridad, —dijo Conway sonriendo socarrón.

—Si, pero tampoco se lo tenga tan creído que he dicho ahora mismo, dentro de dos horas mi prioridad será cenar.

—Hablando de cenar, —comentó el mayor cambiando de tema. —¿Te apetecería venir a cenar hoy a mi casa?

—¿Me está pidiendo ir a cenar juntos a su casa?

—A ver solo si te apetece, no es obligatorio si no quieres venir no pasa nada, —contestó Conway nervioso pensando que quizá había ido muy deprisa. A pesar de que ya habían cenado una vez juntos en su casa ahora la situación era completamente diferente.