《 Adiós mi amor 》
Wei WuXian siempre odio las despedidas.
¿Por qué el destino lo fuerza a hacerlo?
Acaso es tan malo la felicidad de uno.
Desde ese día en ciudad sin noche, Wei Wuxian no volvió a ser el mismo, había perdido todo.
Ya nada importaba...
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𝑼𝒏 𝒍𝒐𝒃𝒐 𝒗𝒆𝒔𝒕𝒊𝒅𝒐 𝒅𝒆 𝒃𝒍𝒂𝒏𝒄𝒐
...
Ya había pasado un par de horas desde que Lan WangJi despertó, sus fuerzas habían vuelto casi por completo. Lo que le sorprendió fue que este cuerpo que parecía frágil tuviera un Jindan [1], era de esperarse después de todo entreno en una secta.
Aunque este Jindan no era tan fuerte, puesto que no tuvo la oportunidad de cultivarse como se debía, además este cuerpo no había practicado inedia [2]. Si el se sentía débil, ¿Cómo se sentía la pequeña niña a su lado? Esta niña debe estar al borde del colapso.
Lan WangJi tomo a la niña en sus brazos y la recostó en una de las camas, rebusco en la habitación buscando algo de ropa, porque las suyas estaban rotas. Entre ese ajetreo de buscar algo decente en esa andrajosa habitación encontró un espejo de bronce, al ver su reflejo se asusto, su rostro estaba completamente cubierto de blanco y dos circunferencias de colorete rojo en ambos lados de su cara.
Después de tanto buscar, logro encontrar unas túnicas blancas, busco algún lugar para lavar su rostro, pero no había ni un rastro de agua en la habitación, ni para beber ni asearse. Solo había un contenedor que se asemejaba a una cuenca, la que sospechaba era utilizada con el objetivo de lavar cosas y no para la limpieza personal.
Necesitaba encontrar algo de comida, Lan WangJi empujo la puerta, sin embargo, esta no se abrió por lo que recolecto un poco de energía en su palma y golpeo la entrada hasta romperla.
Pero cuando salió, los rayos del sol golpearon abruptamente su rostro, es como si no hubieran visto luz durante mucho tiempo. Se detuvo unos segundos hasta acostumbrarse a la luz pero lo primero que vio no fue nada agradable.
"Mo Liming... Realmente tenias un gran odio por estas personas, hare que todos paguen. Por la pequeña HaoLiang." Camino sin prestar atención a las desagradables escenas que sucedían a lo largo del pequeño camino. Que les cuesta cerrar las persianas, sumamente desagradables.
"¡Tú, tú, tú, tú!", grito un joven desde lejos, Lan WangJi simplemente lo ignoro y continuo su camino, "¡Hey, tú!"
"¡Yo!" dijo Lan WangJi mirándolo con indiferencia.
"¡¿Yo, qué?!" dijo en tono molesto, "pequeña puta, ¿Quién te dijo que podías salir? ¡Regresa adentro ahora!" el joven lo sujeto del brazo
"¡Suéltame!... Además, tengo un nombre...."
"¿Quién más podrías ser? Solo eres una puta, creo que te dejaron en claro que no eres nadie... porque mejor no haces tu trabajo como todos aquí... muéstrame en que eres bueno."
