00

6K 443 246
                                    

En un parque, sobre un banco apartado, se encontraba Argentina

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

En un parque, sobre un banco apartado, se encontraba Argentina. Un pequeño niño que lloraba con su pelota favorita en manos. Estaba triste pues su amigo habia pinchado su pelota favorita y sabía que su madre lo regañaria por no cuidar sus cosas, otra vez.

No era su culpa que todo se rompiera una vez toque manos.

Por otro lado, en el mismo parque, estaba UK. El preadolescente no había tenido su mejor día y eso se podía notar por la manera desaganada en la que arrastraba sus pies al caminar.

De todas formas, no iba a llorar por eso. Estaba decidido a aguantarse hasta llegar a su casa, pero quién hubiera esperado que escucharía un llanto que inesperadamente no era de él.

Estaba convencido de que podría ignorarlo, pero al pensar que pasaria sí él se encontrará en esa situación, se decidió a parar para preguntar.

— ¿Por qué lloras? — interrogó una vez se sentó en la misma banca que el niño albiceleste. No iba a mentirse, se sentía afligido por el llanto, lo estaba contagiando.

El niño no se asusto por el repentino que se acercó a hablarle, por el contrario, no tardó en responder.

—Se rompió mi pelota — farfulló con pena. Aún así, no quería tener los ojos empañados en lágrimas, así que se frotó los ojitos dejándolos rojos por la fricción, mientras que sus labios se abultaban formando un pequeño mohin de disconformidad.

El adolescente trató, pero en realidad no pudo empatizar. Pues el hace años que había dejado de llorar por sus juguetes rotos, sus padres le habían enseñado que eso no serviría de nada.

— No vas a arreglarla llorando — contestó de manera mordaz. No era su intención ser malo, pero estaba de mal humor y no entendía las razones tontas por las que lloraba este niño.

— ¡No entendés nada vos! ¡No quiero arreglarlo! ¡Lloro ahora para no llorar después, al frente de mi mami! — explicó exaltado. En realidad la lógica era pobre y el adolescente no lo entendía, pero tampoco iba a averiguar cómo funcionaba su cerebro, siempre que el se sintiera bien con eso.

Sin embargo, se sorprendió por verlo cruzarse de brazos enfadado y voltear para ignorarlo. Genial, ahora un niño también lo ignoraba.

Bien, que el niño lo ignorara, lo estaba haciendo sentir mal.

— Esta bien, lo siento, no te enojes ¿Sí? Mira, te regalo esto — entonces, con intención de consolarlo, se sacó la mochila de su espalda y rebuscó hasta encontrar una botellita de Yogurt de vainilla. Una vez en mano, se la extendió a él albiceleste, recibiendo un mirada de reojo.

— … No quiero, mi mami dice que no tengo que aceptar cosas de extraños — aúnque con dudas lo rechazó, girando su cabeza llena de rulos, aún se podía notar en sus ojitos como brillaba el anhelo por tomar ese delicioso yogurt, que apareció justo a la hora de la merienda, justo cuando su pancita vibraba por el hambre.

 ¡Marry Me! [ ᵁᵏᵃʳᵍ ]Where stories live. Discover now