¡Marry Me! [ ᵁᵏᵃʳᵍ ]

11

Suspiró hondo al sentarse en su cama, ignorando alguna presencia además de la suya.
Con el teléfono en mano, se apresuró a desbloquear el teléfono. Casi que se le escapa un sonrisa al ver cómo en la pantalla de bloqueo había una foto de Cuco, su difunto Hamster, el que habían adoptado poco antes de salir, el cual también murió de manera trágica y tonta. De haber sabido que una bocina lo mataría, no lo hubiera llevado al veterinario con Brasil.

Brasil, ese tonto de increíble atractivo físico y poca actividad cerebral. De alguna manera siempre terminaba pensando en él, aún cuando se determinaba a no hacerlo.

Bueno, tampoco ayudaba que ese sea el teléfono de Brasil.

— ¿Cuál es la contraseña? — cuestionó de mala manera, molesto por tener que hablarle cuando se había decidido a ignorarlo.

— 010123

Uruguay bajó el celular y volteó a ver a Brasil con incredulidad, notando que ya traía una sonrisa socarrona en sus labios. Era obvio que esperaba algo por tener la fecha del inicio de su noviazgo, pero lo único que recibió fue una sonrisa de burla.

No le importaba porque esa también le gustaba mucho.

La meditación era una herramienta usada usualmente para evitar que le explotará una vena en la cien. Inhalar y exhalar, continuamente mientras desbloqueaba el celular.
Ese aire que recorría sus pulmones y salía, se detuvo por completo. No, hasta su corazón se detuvo en un doloroso retorcijon al ver la foto de ambos en San Valentín.
Uruguay sostenía un ramo de rosas blancas y sonreía de una manera que no sabía que podía hacerlo, mostrando con su otra mano un dije dorado que aún estaba en su cajita. Nunca había visto esa foto, pero recordaba cuando se la habían hecho. 15 de febrero, habían pasado San Valentín juntos, pero como se habían olvidado de sacarse fotos tuvieron que disimular y se la sacaron al otro día con los regalos. Él recibió un dije de un sol dorado, mientras que le regaló a Brasil una pelota oficial firmada por un futbolista que le gustaba.

Parpadeó varias veces para hacer desaparecer esa nube cristalina que se formó en sus ojos. Sus dedos temblando buscaron el contacto de UK, casi aliviado de encontrarlo y ya no tener que ver más fotos del pasado.

Llevándose el teléfono a la oreja, esperó pacientemente a que le atendieran.

…

Por otro lado, UK observaba avergonzado como su mamá pellizcaba la mejilla de Argentina y le agredecia por ayudarle a lavar los platos. En realidad UK se había ofrecido a lavarlos él, ya que le tocaba, pero Argentina se negó y afirmó que UK debía reposar sus piernas para que se curarán más rápido.

¿Que qué hacía Argentina en su casa?

Bueno, lo había invitado a merendar y lo habían hecho con tranquilidad, hasta le había traído flores y una cartita que guardó en su caja. Claro, estaban bien, hasta que llegó su papá y se encontró encantado con Argentina cuando ambos comenzaron a hablar de fútbol, después llegó su mamá y le ofreció a Argentina quedarse a cenar. Uk ya quería que se vaya cuando sus papás comenzaron a comentar sus anécdotas de pequeño, como cuando se había perdido en el supermercado y le había dicho mamá a otra señora.
Argentina hizo que sea menos vergonzoso diciendo como el siempre se perdía y muchas veces había llamado mamá a la maestra, pero ya no quería que sus papás lo sigan exponiendo, así que sutilmente insinuó que Argentina debía irse a su casa.