Capítulo 7

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Callum

Estoy en camino a casa de Rayla.

Ella fue muy amable en darme su dirección, supongo, para que yo supiera donde vivía ella. Pues ella ya sabe donde vivo yo.

Voy en mi bicicleta, con el casco puesto, como siempre. Ella me prometió que ya tendría un casco para el día de hoy. Y parecía razonable, pues del miércoles para acá, tenía tres días para obtenerlo.

Espero que no hayan sido solo palabras.

Pronto llegó a la, que me parece, dirección que me dio Rayla. Es una casa linda, de dos pisos, pintada con colores silvestres. Tiene solo un par de ventanas y, lo que parece ser, un pequeño balcón en el segundo piso. Puedo ver algo de desorden dentro desde aquí bajo.

Espero no parecer un idiota diciendo esto, pero...

—Parece digno de un elfo— susurro, en realidad.

Dejó mi bicicleta recargada en un poste de luz a centímetros de la cerca. Camino hacia la puerta y por un segundo dudó, si tocar el timbre o la puerta. Lo sé, es estupido, pero parece señal de que mi antiguo yo está regresando.

Me decido por tocar el timbre, para algo esta ahí, y espero.

Escucho voces al otro lado de la puerta, una es la voz de Rayla, y la otra parece la de un hombre adulto. Escucho como ambas discuten, sobre quien habrira la puerta. Al final solo escucho la voz de Rayla, diciendo algo como: "Esta bien". Y un nombre, que me fue algo difícil gesticular tratando de repetirlo.

Rayla abre la puerta y me sonríe.

—Hola. Puedo ver que llegaste antes.

—Hu, si— le digo algo nervioso.

Puedo ver que, por un momento, su mirada se posa en el piso, o tal vez en mis pies. Así que yo también los veo. Nada extraño. Solo mis zapatos. Pero apenas mi mirada se posa en el mismo lugar, la de ella se desvía de ahí.

—Ok, ¿estás listo?

—Siempre— le digo.

Ella sale de la casa y veo que trae una mochila colgada en los hombros. Bueno, es la mochila que lleva a la escuela. Se desvía un poco del camino de piedra que hay sobre el césped y va a un costado de la casa. Me quedó ahí parado, pensando en si debería seguirla o quedarme ahí. Al final, ella regresa tan rápidamente con su bicicleta.

Avanzamos juntos hacia la banqueta y ambos montamos nuestras bicicletas. Me pongo mi casco, y antes de que pueda preguntarle, ella habla.

—¡Mira! Conseguí el casco que te dije— lo saca de la mochila, aunque aún parece llena— No fue nada difícil si te soy sincera.

Ella lo sujeta en frente de mi y puedo verlo. Tiene un diseño básico pero bonito, al menos para ella. Líneas verdes y negras contorneadas con azul. Veo como se lo pone y ajusta la correa debajo de su mentón. Entonces, casi involuntariamente, sonrío. Aunque no se porque.

Podría ser porque me alegra que ahora esta más segura, o que se ve muy linda, o porque me gusta esto. Simplemente.

Empezamos a pedalear saliendo del típico vecindario que veo todos los días, básicamente llegando a la carretera.

Alguien Para TiWhere stories live. Discover now