Introducción al antagonista

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NUEVE

-Disculpe, a un lado, con permiso –Rubius fue haciéndose espacio hasta llegar al interior del círculo, donde Vegetta y Reborn sobresalían de una manera celestial.

Rubius había decidido llegar tarde para no tener que presenciar la entrada soberbia y etérea de la pareja del año y seguramente del siglo, pero al verlos, por primera vez en la noche, juntos entendió porque todos estaban tan encantados y porque pareciese que el cielo se había abierto.

La palabra "apuesto" se quedaba corta al describirlos, incluso adjetivos como "hermoso" y "elegante" ya no parecían suficientes.

Todo su rencor hacia aquellas dos personas desapareció por un momento, como si pudiera perdonarles cualquier cosa sin dudarlo, incluso sintió una repulsiva necesidad de querer disculparse por haber tenido todos esos pensamientos insultándolos solo por estar presentes.

De inmediato Vegetta se dio cuenta de que Rubius no paraba de mirarlos, le pareció bastante gracioso, quería burlarse de él con algún comentario sarcástico para así hacer enfadar al peliblanco y ver esas interesantes expresiones en su rostro similares a los celos, pero estaban en un baile demasiado formal, donde todas las miradas estaban puestas en él y donde cualquier error pequeño le costaría toda una temporada, no había espacio para jueguitos infantiles ni peleas por quién soporta más a quién.

Aplicando todo lo que había aprendido sobre modales desde que tuvo memoria, sonrió amable e introdujo al recién llegado.

-Doblas, por fin llegas –Toda la atención recayó en el peliblanco. –Que bien que ya estás aquí, sería una pena no tenerte en el baile de este inicio de temporada –Vegetta se acercó más a Rubius, con lenguaje corporal le indicó que se acercara más al centro, Rubius le hizo caso casi por instinto. –Señores inversionistas y dueños de ejidos, este es el duque Rubén Doblas, un buen amigo mío y alguien con un futuro impresionante en el mundo de las finanzas, no duden en acercarse e intercambiar al menos un par de palabras con él, les garantizo que no se arrepentirán.

Rubius volteó a mirarlo de golpe, Vegetta con la mirada le advirtió que no dijera nada fuera de lugar y que le siguiera la corriente. –Oh, veo que vienes acompañado del señorito Cremades –el príncipe miró al acompañante de Rubius: un joven bonito de rasgos andróginos e innegable belleza, pero demasiado débil y tímido como para ser al menos mencionado en una oración junto a él.

-Príncipe –saludó el chico con una pequeña reverencia.

-No necesitas ser tan formal aquí, estamos en un baile –Vegetta le dio una sonrisa cortés, la típica sonrisa fingida que le daba a todos cuando debía aparentar ser educado y amigable, Rubius reconoció esa sonrisa de inmediato, mentiría si dijera que no se sintió un tanto herido.

-Bueno, ya que estos caballeros hablarán un rato con el duque Doblas, el príncipe y yo iremos a buscar algo para beber –Reborn no era idiota, estaba tan fastidiado de estar todo el tiempo rodeado de personas sosas e insulsas que a la primera oportunidad que vio, tomó el brazo de Vegetta y lo alejó de toda la multitud.

-¿Eh? Espe... -Rubius no pudo terminar su oración, de pronto ya estaba rodeado de todos esos hombres dispuestos a hacer negocios con él por recomendación del príncipe.

***

-¿A dónde vamos? –preguntó el príncipe dejándose llevar por Reborn a través de los pasillos del salón hasta el exterior.

-Lejos –contestó el castaño sin dar más explicaciones.

-No creo que sea buena idea, ni siquiera han pasado tres horas, todos notarán nuestra ausencia.

-Príncipe Vegetta, ¿cree que soy estúpido? –obviamente no hubo respuesta. –Sé mejor que nadie lo que esos nobles pueden hablar e inventar para desmeritar a quienes están en posiciones más ventajosas que las suyas, solo lo llevo a darse un descanso de todo el estrés del interior.

Reborn le dio una sonrisa dulce, tan dulce que todas las inseguridades de Vegetta desaparecieron. Con total entrega, siguió a Reborn hasta perderse en los intrincados jardines de paredes hechas con arbustos y rosas.

***

-Alex, Alex –unos susurros apenas perceptibles captaron la atención del menor.

-¿Luzu? –preguntó confundido viendo como su hermano se escondía detrás de un pilar a las afueras del salón. -¿Qué haces aquí? Si Vegetta descubre que no estás en el baile te asesinará el mismo.

-¿Qué hay de ti?

-Solo estoy descansando de Fargan un rato, no creas que lo he perdido y no lo encuentro por ningún lado.

Se hizo un silencio incomodo, Luzu continuó. –Necesito que me ayudes, ya no soporto este baile, quiero salir de aquí.

-Luzu, si pudiera ayudarte con algo así ya lo habría hecho para mí. Olvídalo, lo que me pides es imposible, será mejor que regreses e inventes un buen pretexto de tu ausencia para tu acompañante, de otro modo el rumor de que huiste comenzará con él y llegará a la boleta del día de mañana, en segunda plana obviamente, lo que sea que hagan Reborn y Vegetta hoy será la portada y nota principal.

-Alex, en serio quiero irme –Luzu lo miró suplicante, como si su vida dependiera de ello, tan miserablemente, Alex no podía negarse.

-Aaaah, ok, te ayudaré a inventar una excusa con tu cita, olvida que te ayude a escapar, tendrás que arreglártelas tú solo para eso.

-Gracias, Alex, prometo que te lo compensaré después.

-Sí, sí, como sea –el menor regresó al interior, dejando solo a Luzu, quien con cuidado se escabulló hasta la parte trasera del jardín.

No fue fácil trepar y saltar el muro, pero al final había logrado escapar con éxito.

...

-Aah, que difícil será esto –dijo una persona viendo todo lo que ocurría. -¿Debería seguir al pulcro e inocente Luzu para saber adónde se escabulle por la noche? ¿O debería quedarme a observar como Alex, Vegetta y Rubius arruinan todo esta noche?

Sonrió sombríamente.

-¿Qué estoy diciendo? No hay nada que sopesar.

Cubrió su cabeza con una gran capucha de fina y gruesa tela negra, de un salto ya estaba en las calles de la ciudad; seguir el rastro de Luzu sería tan sencillo. 

Without a Crown KARMALAND AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora