┫Four Crowns┣

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TREINTAIUNO

El funeral del príncipe Reborn fue algo privado y bastante soso, con poco menos de cincuenta personas presentes y sin muchos detalles en las decoraciones. Vegetta mentiría si dijera que no se sentía triste; siempre pensó que si alguien como Reborn moría, al menos quinientas personas estarían presentes en el funeral, con flores por todos lados, música de fondo, los mejores artistas retratando su rostro en sus mejores años, candiles de plata, una ataúd de madera blanca con acabados en oro, etcétera, pero la situación era diferente, y aunque todo el reino de Egoland se había esforzado por darle un digno funeral, no parecía suficiente ni siquiera para el título de un virrey.

Las cincuenta personas presentes conformaban parte de la familia real de Egoland y los príncipes y el rey de Karmaland. Ni siquiera los más cercanos amigos de la familia real de Egoland estaban ahí. Era algo entendible sabiendo que Egoland había entrado en guerra y que incluso un funeral representaba un peligro enorme. Sin embargo, Karmaland ayudó bastante a que el funeral se llevara a cabo, incluso si la situación en Karmaland tampoco era tan buena.

Dos chicos se acercaron a Vegetta, no parecían tener más de veinticinco años, Vegetta los reconoció: los primos de Reborn, y los siguientes en la línea de sucesión para ocupar el -ahora inservible- trono de Egoland. Uno de ellos era un chico de cabello lacio negro, ojos profundos del mismo color, piel morena y un atuendo azul marino que desentonaba con el ambiente, el otro, más pequeño que el anterior, era un chico que podría tener la edad de Luzu (19) o incluso la de Alex (17), llevaba en la mano un sombrero de paja para nada del tipo para un príncipe, pero que combinaba muy bien con su ropa simple más parecida a la de alguien de la clase media, su piel nívea resaltaba con la camisa a medio abrir roja, cabello castaño y los mismos ojos que el chico anterior.

Ambos llamaban demasiado la atención, no solo por su forma de vestir tan extraña, también por su belleza comparable con la de su difunto primo. Tal vez por la edad, sus rasgos aún no estaban tan definidos ni habían madurado por completo como los de Reborn, pero era indiscutible que estarían al nivel de la realeza de Egoland.

-Príncipe Vegetta -saludaron los dos, con una clara diferencia en el tono; uno serio y con voz rasposa, el otro más infantil y desinteresado.

Vegetta tardó unos segundos en recordar sus nombres. -Elyas, Jesuss.

Solo había escuchado hablar muy poco de estos parientes de Reborn, después de todo, era casi una certeza que el trono sería para Reborn, así que no se había interesado en investigar más sobre los siguientes en la línea de sucesión. Vegetta se sintió un poco intimidado por su falta de conocimiento sobre estas personas.

Elyas continuó, Jesuss desvió la mirada, era evidente que había sido obligado a saludar a Vegetta, sus ojos mantenían interés en una chica linda que estaba sola en una esquina de la sala.

-Sentimos la pérdida, le hacemos llegar nuestras más sentidas y sinceras condolencias.

-Lo mismo digo, príncipes de Egoland, cuentan con la ayuda del reino de Karmaland para todo lo que necesitan.

-Eeeh, jeje -Elyas rio incómodo, con una mano rascando su cabello y desviando la mirada. -Sobre eso... -el pelinegro miró a Jesuss, después volvió la vista a Vegetta. -¿Puedo hablar en privado con usted y el rey de Karmaland?

***

-Pero... ¡Elyas!

Frente al carruaje de los príncipes y el rey, dos chicos mantenían una discusión escandalosa que llamó la atención de más de uno de los miembros de la familia real de Egoland.

Vegetta no podía entender cómo es que Egoland tenía príncipes tan maleducados; incluso Lolito y Alexby ya no parecían tan rebeldes. Sentía vergüenza ajena de solo mirarlo.

-Ya, ya, solo es por un tiempo, bueno, hasta que la situación en Egoland mejore -Elyas dio unas palmaditas en la cabeza de Jesuss, quien lloraba y se aferraba a su brazo. -No es seguro que permanezcas aquí.

-Entonces ven conmigo.

-Sabes que no puedo.

-¡Entonces tampoco me voy! -ese chico era realmente terco, tanto que Alexby estaba muy sorprendido.

Por Dios, así que de esta forma nos ve Vegetta, ahora entiendo porque siempre está de mal humor. Pensó el menor.

Cuando Mangel terminó de hablar con uno de los hermanos del rey, se acercó al carruaje y se puso al tanto de lo que estaba ocurriendo. Con una sonrisa amable y palabras suaves, intervino en la conversación del dúo.

Los príncipes solo vieron que Mangel decía un par de cosas, Jesuss detenía su llanto y Elyas daba una reverencia. Fue así como Mangel regresó junto con el príncipe de Egoland a su lado, quien no dejaba de mirar hacia atrás.

-El príncipe Jesuss vendrá con nosotros a Karmaland -dijo Mangel antes de guiar a Jesuss al interior del carruaje. -Tiene 18 años, espero que puedan ayudarlo a que se mantenga cómodo en el palacio, espero especial cooperación de Alex y Luzu.

Los dos mencionados reaccionaron de inmediato, ambos de distinta forma.

-¿QUÉ?

-Será un placer.

Jesuss bufó desconforme ante la reacción de Alexby.

-No necesito que nadie me ayude, puedo sobrevivir fuera del palacio, no quiero ser una carga para ustedes -el chico giró la cabeza, cruzó los brazos e hizo un puchero. Junto con sus ojos rojos por el llanto previo, daba una imagen realmente lamentable.

-Príncipe Jesuss, mantenerle a salvo es nuestra prioridad, lo menos que podemos hacer es ofrecerle todo el palacio de Karmaland, por favor acéptelo -dijo Vegetta con un tono de súplica.

Jesuss se sintió mal al escuchar a Vegetta; estaba actuando como un niño caprichoso, no quería que pensaran de él de esa forma. -Puff, da lo mismo.

El camino a Karmaland duraría aproximadamente dos días, contando los descansos y las noches para alojarse en posadas para dormir.

Con los dos días de viaje, solo faltaban trece días para la celebración de una boda.

***

-¿En serio aceptaste? -preguntó el moreno anonadado.

-¿Qué más podía hacer? Esto no se trata de mí, se trata de Karmaland.

-Nunca pensé que te sacrificarías por un reino al que no aprecias ni un poco.

-¿Quién dijo que no lo aprecio? Es verdad que detesto a la sociedad noble, pero si puedo hacer algo por la clase media y baja, entonces lo haré.

El moreno miró a su amigo alejarse. Nunca imaginó que antes de su boda con Alexby, vería a Rubius en el altar.

Without a Crown KARMALAND AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora