4. Sin motivo

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Era más tarde de las tres de la madrugada cuando HoSeok llegó a la mansión. En principio tenía planeado volar de regreso la mañana del día siguiente, pero no tenía ganas de volver a dormir en un hotel. Prefería su cama, el calor de su hogar, el calor de JiMin. Pero cuando llegó era tarde. En absoluto silencio entró a la habitación de su favorito. En otras circunstancias, HoSeok le habría hecho levantarse y le habría llevado a su cama para alimentarse de él hasta saciarse, pero JiMin no estaba en condiciones para algo así. Ya no podía tratarle con esa dureza. Llevaba un par de meses enfermando con facilidad. Si se lo pedía, sabía que JiMin se entregaría a él sin dudar, pero no quería lastimarle. Puso la mano en su frente sin despertarle. Al menos ese día no tenía fiebre. Esperaba que hubiera podido descansar un poco esos días en los que él no había estado. Se quedó allí un rato, en completo silencio. Ver a JiMin dormir le otorgaba paz. Debía cuidar de él el tiempo que le quedase en la mansión. Por un lado no quería que se fuera. Los últimos cuatro años JiMin había sido lo único que tenía. Significaba mucho para él y estaba dispuesto a cuidarle. Nadie haría por él lo que había hecho JiMin. Pero, por otro lado, no podía permitir que se quedase. Eso sólo le provocaría más dolor. Si no podía ser su favorito, por temor a empeorar definitivamente su salud, sería mejor que no permaneciese en la casa. Sólo sería una tortura para él, viendo cada día como el hombre al que amaba (porque HoSeok era muy consciente de los sentimientos de JiMin), yacía con otra persona. No. HoSeok no quería seguir lastimando a su tierno y amable JiMin. Lo mejor que podía hacer por él era darle todo el dinero que necesitara y dejarle libre para que tuviera una vida normal. Él ya se encargaría de cuidarle en las sombras hasta el fin de sus días. Acarició su pelo con cuidado. Era demasiado suave para ser cierto. JiMin se revolvió un poco en su ensoñación.

- Amo... - Dijo aún estando completamente dormido.

- Descansa, JiMin. - Pronunció incluso si sentía que moría de hambre.

Después salió de la habitación de su favorito tan sigilosamente como había entrado y bajó las escaleras hasta la de TaeHyung. Con él no tuvo tanta piedad.

- TaeHyung. - Le llamó con voz fuerte desde el otro lado de la puerta. Esperó un momento, luego escuchó unos ruidos desordenados y finalmente la puerta de abrió.

- ¡Amo! Creíamos que no llegaría hasta mañana.

- Me aburrí de estar allí y me vine antes. - Comentó sabiendo que no tenía por qué dar explicaciones.

- ¿Qué puedo hacer por usted? ¿Qué necesita? ¿Quiere que deshaga sus maletas? Su cama está adecentada. ¿Desea ir a descansar?

- ¿Cómo puedes hablar tanto estando tan dormido? - Preguntó sin querer respuesta. - Deja las maletas y eso para mañana y acompáñame. - TaeHyung, por supuesto, aún en pijama, le obedeció. Mientras subían las escaleras, se fijó en que el amo parecía notablemente cansado. No creía que fuera por haber dormido poco, sino por haber comido poco. JiMin le había advertido de que el amo llegaría hambriento, pues no se había podido alimentar de él adecuadamente por no querer dañarle.

HoSeok entró en su habitación y pretendía que TaeHyung le siguiera.

- Pero...

- Entra. - Dijo sin más. Entonces TaeHyung se sintió nervioso. Ambos sabían que estaba hambriento y que JiMin no estaba en condiciones para alimentarle, así que, ¿había decidido alimentarse de él? ¿Así sin más? ¿Sin darle tiempo a adaptarse? - Prepara el baño. - Le ordenó.

- Sí, amo.

HoSeok se quitó la chaqueta y luego la camisa. TaeHyung evitó mirarle. Primero porque pensó que le sentaría mal, lo consideraría maleducado, y segundo porque se sentía cohibido. Aunque, por otro lado, si iba a acostarse con él, ¿no era tiempo de que perdiera esos miramientos? Ahora entendía por qué JiMin se sentía tan tímido a veces.

IncubusWhere stories live. Discover now