12. El nuevo favorito

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TaeHyung no había pasado por alto como las manos de JiMin llevaban temblando todo el día. No se había separado de él. Había hecho la maleta con él y empacado todas sus cosas. Después de hacer tuya una casa, se terminan acumulando más pertenencias de las que uno cree, aun si JiMin no era alguien materialista o que necesitara demasiado.

También le acompañó a la nueva casa. Era magnífica. Más de lo que cualquier persona de su edad hubiera podido permitirse. Demasiados metros para una sola persona. Claro que HoSeok ya se había encargado de contratar a una persona para que limpiara, planchara y esas cosas. JiMin no la necesitaba, pero en ese momento no tenía muchas fuerzas para decidir nada sobre eso. Tampoco podía pensar en qué iba a hacer con su vida ahora que tenía todo el tiempo del mundo. Por el momento, sólo había podido darse cuenta de lo cansado que estaba. Los días junto a su amo tenía motivos para levantarse de la cama por muy cansado que estuviera y trabajar para él, pero ahora no tenía un objetivo y sintió que todo el peso del cansancio acumulado se apoderó de él. La casa estaba preparada cuando llegaron. La cama hecha y la nevera llena. HoSeok, sin duda, sabía cuidar los detalles. TaeHyung le ayudó a deshacer la maleta apresuradamente y desempacar algunas de sus cosas que, en esa casa, de repente eran muy pocas y todo se veía vacío y sin alma incluso con los hermosos muebles. Se necesita habitar una casa y llenarla de cosas personales para hacerla tuya y darle vida. Pero en ese momento, JiMin, realmente, sólo necesitaba descansar. Todo estaba siendo demasiado para él. Demasiado que aceptar.

- Me quedaré contigo esta noche, JiMinnie. - Le dijo TaeHyung. JiMin podía dormir solo, no había problema con eso y seguro que, sin nadie a quien servir, se levantaría tarde tal y como le pedía el cuerpo pero, ¿qué sería de él al despertar? ¿Qué se suponía que debía hacer entonces?

- No, Tae. - Le respondió con agradecimiento y cariño. - ¿Quién cuidará del amo entonces?

- El amo puede estar bien él solo un día. - Opinó TaeHyung, pero JiMin no cedió.

- Yo estaré bien. - Formuló. TaeHyung no sabía si era una mentira. - Es tu deber estar con él.

- Antes que el deber del trabajo está el deber con los amigos. - Aseguró. JiMin sonrió con cariño. Se acercó a él y le cogió las manos.

- Eres un verdadero amor, TaeHyung. Y por eso sé que eres perfecto para el amo. - Declaró. Debía sentit mucho dolor al decir cosas como esa, pero estaba claro que hablaba con sinceridad. - Yo... quiero que vayas con él. Para un inmortal, los cambios son difíciles de asimilar y cambiar de favorito es un gran cambio para él, más teniendo en cuenta que ha pasado tanto tiempo solo conmigo. - Una vez más, aunque fuera una última vez, JiMin se preocuparía antes del bienestar de HoSeok que del suyo propio. - Yo estaré bien. - Volvió a prometer. - Tú también vas a empezar una nueva etapa y debes mantenerte a su lado. Además, está muy hambriento. Debes estar descansado y tienes mucho que aprender con él. - Entonces TaeHyung sintió un leve atisvo de miedo. Ahora sería él quien tendría que enfrentarse al misterioso ser de ojos rojo que había visto la aquella vez sobre JiMin, pero incluso más sediento. - No te preocupes. - Le calmó al ver su rostro agitado. - El amo jamás te haría daño. Él cuidará de ti y te guiará. Confía en él. Tan solo... cuida tu también de él. Hazlo por mí. Por favor.

Y con esa promesa, TaeHyung se fue dejando solo a JiMin para volver a la mansión del íncubo sin saber muy bien cómo debería afrontar la nueva situación.

- TaeHyung. - No habían pasado más que unos segundos desde que había entrado en la casa cuando HoSeok le llamó. El fino oído del inmortal le había escuchado al entrar. - Sube. - Era de noche, por lo que la casa estaba más oscura que de costumbre. Caminó despacio por la escalera con nerviosismo. En su mente sólo podía pensar en una cosa. El amo estaba hambriento. Por el enorme aprecio y respeto que le tenía a JiMin había mantenido a raya su instinto y no se había alimentado de TaeHyung, pero ahora JiMin no estaba y TaeHyung era ahora su nuevo y único favorito. Esta vez HoSeok no estaba en su despacho, sino en su dormitorio. - Adelante. - Dijo justo antes de que TaeHyung llamara a la puerta. El oído del íncubo podía ser realmente aterrador. De seguro había escuchado cada una de las conversaciones que JiMin y él habían tenido en la casa, incluyendo las mil preguntas, algunas de ellas íntimas, que le había hecho a su amigo. TaeHyung entró despacio en la habitación. - Es tarde. - Comentó y entonces HoSeok hizo algo que TaeHyung nunca le había visto hacer: dudar. - JiMin... - ¿Debía preguntar? JiMin ya estaba fuera de su vida, era lo mejor para el frágil humano, pero eso no hacía que el inmortal dejara de preocuparse por él. - ¿JiMin está bien? ¿Ha podido instalarse sin problemas? - Añadió para no sonar demasiado intenso y ocultar su propia preocupación.

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