Capítulo 19.

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19.


Dormir toda una noche en una pequeña silla de metal no es necesariamente lo más cómodo del mundo, pero no me quejo. Matt durmió placenteramente hasta las 6 a.m. y en cuanto despertó, no tardó en hablarme para que también me despierte.

––Tay, despierta. –Susurró lentamente, pero en cuanto me moví, levantó un poco la voz.- ¡TAYLOR, DIOS SANTO! DESPIERTA. PODRÍA ESTAR AGONIZANDO Y TÚ SEGUIRIAS ALLÍ SIMPLEMENTE TIRADA.

Me sobresalté al escuchar sus gritos y el comenzó a reírse, al parecer, se sentía bastante bien después de todo. Ya no estaba tan pálido y sus ojos celestes me miraban con recelo.

––Veo que te sientes mucho mejor. –Enarqué una ceja junto con una amplia sonrisa. – Me has asustado mucho, ¿Sabes?

–– ¿De qué hablas? –Sonaba un poco sarcástico, pero decidí responderle porque de a ratos Matthew se tornaba estúpido. Pero un estúpido agradable.

––Casi mueres, idiota. No tienes derecho a morir. –Crucé mis brazos en señal de que me encontraba "enojada"

––No puedes culparme por eso, Taylor. –Levantó los brazos pero los bajó rápidamente por el suero. – Espera... ¿Acaso te has preocupado por mí? Que linda eres.

––CLARO QUE ME HE PREOCUPADO, HOTCHNER. –Intentó reprimir una sonrisa en vano–Te adoro, y no deseo que algo malo te pasé a ti también. Te necesito a mi lado, Matt. – ¿Qué rayos acabo de decir?

––Vuelvo a reiterar, eres tan linda Tay. Y no creas que no recuerdo el beso de anoche. – OH DIOS, ¿QUÉ? ¿CÓMO ES POSIBLE? Dios Taylor, relájate. Un enfermero muy alto ingresó al cubículo antes de que pueda responderle –gracias a dios- comentó que Matt se encontraba más que bien y sólo debía volver al hospital si tenía mareos o si su vista se nublaba. Al parecer, en las radiografías y tomografía que le hicieron no se encontró nada fuera de lo normal.

La familia de mi amigo –Luego de lo de anoche, ¿Debería llamarlo así?- se presentó en el lugar y me agradeció profundamente por permanecer junto a Matt y cuidarlo tanto. Me sonrojé varias veces en cuanto mi amigo hacia comentarios sobre lo bonita que era durmiendo.

A eso de las 15:30 el alta estaba firmado, salí junto a ellos y recordé que mi coche estaba prácticamente destruido. Los padres de Matt se ofrecieron a llevarme hacia mi casa, por lo que acepte y nos fuimos en camino hacia allí. Me senté en la parte trasera del coche junto con mi amigo, conversamos sobre Aaron y que deberíamos salir los tres juntos a algún lugar cuando Matt se mejore.

En cuanto entraron al jardín delantero, pedí amablemente que me dejaran allí, ya que "debía hablar con el guardia de seguridad". Descendí del coche y le marqué a Aaron inmediatamente, debíamos hablarle a Zack Raynolds.

Aaron nunca en toda su vida fue alguien puntual, y hoy no era la excepción. El Sr. Riordan anunció su llegada 1 hora y 30 minutos más tarde de lo que habíamos acordado, en cuanto ingresó yo me encontraba frente a la puerta principal con los brazos cruzados, esperando una de las famosas excusas Prete.

––Tay, he estado hablando con la familia de Abby –sus ojos estaban llenos de lágrimas-Lo siento tanto.

––Uhg... Lo siento, Stin. No lo sabía. –Le sonreí levemente en modo de disculpa. –Tenemos algo que hacer, y quiero que te distraigas de esos malos pensamientos que has estado teniendo.

Me sonrió y me envolvió en un gran y tierno abrazo.  Luego de hablar de ciertas idioteces –Matt estaba incluido en eso- decidí llamar a Zack. Marqué su número en mi móvil mientras Aaron buscaba café en la cocina, luego de 3 tonos logré comunicarme.

Un Dolor InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora