¿Ya casi llegamos?

67 3 1
                                    


34.

-¿Estás segura de esto? –Matt tenía esa línea predeterminada cada vez que íbamos a investigar sobre algo, y me causaba muchísima gracia. Asentí sin mirarlo, tenía que concentrarme en la carretera o terminaríamos estrellados contra el primer coche que se cruzara.

En la radio sonaba "She Will Be Loved" de Maroon 5, y ambos íbamos cantando a todo pulmón –era nuestra banda favorita-, a medida que nos acercábamos a nuestro objetivo: La mansión Raynolds. No se hallaba lejos de mi departamento, pero, mi estúpido novio había dudado unas treinta veces antes de subirse al coche conmigo, a veces parecía más un niño que un adulto.

Diez minutos después, la edificación color caoba y rojo se alzaba ante nosotros: cinco pisos, tres aparcamientos y un enorme jardín delantero con fuente incluida. Me recordaba mucho a mi casa anterior, era imponente y la mayoría de las personas se sorprenderían al verla. Bajamos del coche, para después acercarnos a la puerta principal con algo de nerviosismo.

Mientras esperábamos en el porche blanco, Matt entrelazó nuestras manos y le dirigí una sonrisa, entonces, la puerta se abrió, dejando ver a una menuda mujer de avanzada edad, con el cabello canoso recogido, que supuse que era el ama de llaves. Nos anunció, e ingresamos a la sala de estar para esperar al señor Raynolds. En eso, Zack entró a la habitación vistiendo solo unos jeans, por lo que desvié la mirada de él cuando se percató que había personas aquí.

– ¿Taylor? – Inquirió con una sonrisa deslumbrante, mientras se secaba el cabello con una toalla blanca. - ¿Qué haces aquí?

– Tu padre me ayudará con un asunto de la investigación –Respondí aun intentando no mirarlo. Matthew se aclaró la garganta para llamar la atención de nuestro compañero. –Nos ayudará, lo siento.

Él asintió, para después retirarse del lugar con tranquilidad, volviendo a dejarnos solos. Sentía la mirada juzgante de Matt sobre mí, por lo que me volví hacia él con el ceño fruncido, lo que lo hizo reír.

-Yo debería estar enojado –Repuso con una sonrisa.

–Que sea tu novia no significa que debas odiar a cualquier chico que se me acerque, ¿Sabías eso?

–No quiero que nadie te aleje de mí, Tay. –Antes de poder responderle, Jeff se presentó con unos jeans negros y la camisa del mismo color, sonriendo alegremente ante nuestra puntualidad.

Tomó asiento frente a nosotros, saludándonos con un movimiento de cabeza, mientras esperaba a que comenzáramos a hablar. Le expliqué absolutamente todo lo que sabía de Broken Bones, lo que habíamos descubierto hace poco parecía poco relevante pero a él le interesó. Al terminar, inhaló profundamente y luego habló.

–Bien, Taylor, Matt. La información que buscan es algo un poco difícil de conseguir en mi trabajo, pero estoy casi seguro de que lograré encontrar todo. La semana entrante me comunicaré con ustedes para ver los progresos, están realizando un muy buen trabajo, pero deben descansar.

Él tenía razón, estábamos prácticamente sin dormir por este caso y necesitábamos un respiro. Diez minutos, tres invitaciones a tomar el té y una a salir con Zack más tarde, Matthew y yo nos libramos de la mansión de los Raynolds. Era gracioso lo celoso que él podía ponerse solo por un chico –digamos que Zack es bastante lindo-, por lo que no me habló en todo el camino. A mitad de camino, mi reloj comenzó a sonar dando a entender que en 20 minutos comenzaba mi turno en el restaurante. Miré alarmada a mi novio, quien comprendió rápidamente lo que sucedía.

–Conduce hasta allí, dejaré el coche en tu casa después. –Asentí y puse el siguiente cambio, para después acelerar casi a 120 kilómetros por hora. Al llegar, le di a Matt un corto beso en los labios y salí corriendo al lugar, faltaban unos cinco minutos para que mi turno comenzara y estaba a punto de enloquecer.

***

Fiché mi tarjeta 1 segundo antes de estar fuera de horario. Cambie rápidamente mi ropa antes de que mi jefa estallara de angustia, tomé la bandeja metálica y me dirigí hacia la primera mesa. Mi turno era corto, los clientes eran amables y comía gratis cada día, ¿Qué podía ser peor?

Me acerque a las personas con una sonrisa, hasta que noté de quién se trataba. Jason Whitemore en persona, junto a mi madre, en la mesa más bonita de todo Black & Blue. Tenía que contener la emoción de ver a mamá fuera de casa después del incidente, porque no podía comenzar a gritar y llorar dentro del trabajo si no quería que me despidan, por lo que tomé su pedido y regresé a la cocina con una sonrisa, pensando en qué haría sin mi familia a mi lado.

Ellos eran todo para mí, incluyendo a papá, a pesar de que no estaba más con nosotros.

���V�]

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 03, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Un Dolor InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora