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Estela se había quedado dormida en el camino, no se había preocupado mucho por su auto, ya que un amigo de Cillian se encargaría.

Él la volteó a ver, dormía tranquilamente.

Ojalá así fuera de tranquila cuando está despierta — pensó

Estacionó el auto frente a la gran casa, lo apagó, volteó a verla nuevamente, no quería despertarla pero no podían quedarse en el auto todo el día.

Llevó su mano hacia su brazo, lo tocó delicadamente, él sentía como si estuviera tocando a una muñeca de porcelana, no sabía el por qué ahora la sentía así... quizás porque aquella vez que se conocieron era una situación diferente y el comportamiento de él había sido muy diferente también.

—Estela — susurró delicadamente — hey

Ella poco a poco fue abriendo los ojos

—Dormilona — pausó — anda, vamos

Gruñó, una cosa que le caía muy mal a la chica es que la despertaran de un gran sueño.

Cillian rió internamente, la daba mucha risa cuando la hacía enojar, pero también le gustaba verla de esa forma. Quizás le había llamado más la atención aquella vez que le había tirado la piña colada, sí se había enojado por haber arruinado su saco, que era muy caro, pero al menos se había divertido por haber interactuado algo más con ella. Se sorprendió el que a Estela no le había importado haber echo semejante pancho frente a todos. Tenía carácter.

Entraron a la casa.

Estela se quedó parada en medio de la sala, esperaba alguna indicación.

—Josef — alzó la voz Cillian

El hombre se secó las manos de la cocina y caminó hasta con él.

—Buenas tardes, señor

—Estela...— volteó hacia ella — ¿quieres desayunar?

La chica no estaba en sus 4 sentidos, asintió solamente por que si.

Cillian sonrió levemente, muy leve, para después voltear con Josef.

—Sólo 1 desayuno — susurró — estaremos arriba

—A la orden señor

Cillian empezó a caminar, ella lo miró.

—Ven

Estela rodó los ojos. Ella estaba cansada de caminar, sólo quería dormir.

Subieron las escaleras y ella vió que se dirigían a la misma habitación, se había emocionado un poco.

Cillian abrió la puerta, Estela rápidamente entró y caminó hasta el sillón, se sentó y se acostó.

Él negó con la cabeza mientras cerraba con la puerta, después caminó lentamente hasta su oficina.

Volvió a tomar la pequeña cobija para después acercarse y ponerle encima la cobija

—Si que eres dormilona — susurró para después encender un cigarro

Peace |Cillian Murphy| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora