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Tom abrió la puerta.
Tosió un poco, la oficina de su amigo olía a alcohol y cigarro.

—Es un asco — susurró mientras buscaba con la mirada a Cillian

Dió otros pasos y lo vió sentado en medio de la habitación, tenía la misma ropa que hace dos días, se le veía algo su sudado, veía a un punto no fijo de la habitación, con una mano fumaba y con la otra tenía la botella.

—Ésto es un asco — reprochó Tom — ¿qué harás al respecto?

—Jódete — respondió sin voltear

—Vamos amigo, llevas aquí varios días, ¿no piensas salir?

Negó

—Las empresas se mueven muy rápido, llegan cada vez más clientes y...no hay ningún puto jefe

—John ya tiene la edad suficiente, que se haga cargo por mientras

—No, no queremos a John, te queremos a ti

—Su puto amo no está de puto humor — lo miró — no quiero saber nada de nadie, ¿me oíste?...quiero que me dejen solo, ¿por qué jodidos nadie me hace caso?

—Pero

—¡¿Qué tengo putas tengo que hacer para que alguien me escuché?! — reprochó mientras lo interrumpía

Tom metió sus manos a sus bolsillos del pantalón, lo miró fijamente.

—Lo superarás, así estuviste también con Sofía

—No quiero ir ese nombre...nunca — miró de nuevo al punto no fijo — es la segunda vez que me arruina la vida... arruinó mi relación con mi Estela, con mí chica...con mi...vida — comentó para después tomar de su botella — por mí que se joda Sofía

Tom sólo suspiró. No hallaba algo qué decir en ese momento.

—Tan sólo...Matías y tú háganse cargo del negocio — pausó — yo me tomaré algunos días...es todo

Tom decidió no decir otra cosa, solamente asintió para después salirse de la habitación.

Cillian, al quedar solo en la habitación, dió un último trago de la botella para después pararse de la silla y aventar aquella botella de vidrio.

Tom saltó del susto.

Cillian aventó el poco cigarro que le quedaba para después sentarse de nuevo y llevarse ambas manos a la cara. Sus ojos ardían, quería llorar.

—No tuve éxito — comentó Tom mientras se sentaba en el sillón del primer piso

—Bueno, se intentó — comentó John

—Cillian está jodido, aventó la maldita botella

—Sí, el estruendo también lo oímos — respondió Matías

—Yo se lo advertí — susurró John para después cerrar levemente los ojos — no digan que no

—Sí, bueno, será mejor que no digas eso frente a él si no quieres un golpe en la jodida cara

Peace |Cillian Murphy| Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu