Capítulo 4- Contratiempo

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Narra Samuel

Una risa me sacó de mi estado de seriedad para entonces estar confundido. ¿De qué se reía Hidra?

La chica se retorcía en la silla y las lágrimas empezaban a salir de sus ojos sin aviso, demostrando lo mucho que le había divertido mi versión de la historia. La historia que aprendí desde un niño y la que pensé que era real.

Leo parecía imperturbable por la risa de la chica (Por lo menos por lo que alcanzaba a ver con su mascarilla) mirándola fijamente, y Aiden simplemente suspiró con pesar y evitó mi mirada.

¿No me creen?, Pero...

Mis pensamientos se vieron interrumpidos por la tos de Hidra a mi lado, quien intentaba luchar por aire. Blanqueé mis ojos, tampoco era para tanto.

-Oye, deja de ser tan grosera ¿Quieres?-Hablé, ya de mal humor. Pero ella sólo seguía tosiendo.

Arrugué el ceño.

-¿Qué te pasa?

Mi pregunta fue respondida por alguien que ni estaba en la sala principalmente y del que, obviamente, no esperaba respuesta.

-Pues se está ahogando, lobito-Dijo, haciendo que sus manos brillaran con lo que parecían flamas azules. Movió sus dedos al compás de sus pasos al entrar y, rápidamente dejé de escuchar la tos de Hidra para ver la pequeña goma de mascar flotar fuera de su boca y luego desintegrarse en nada.

Magos.

Al contrario de las brujas que sólo sirven para el arte del engaño, los magos/hechiceros pueden controlar la magia más a gusto, haciéndoles fácil, no sólo engañar y robar, sino también controlar o crear cualquier objeto, hacer pociones más efectivas y duraderas que las brujas y formar un vínculo estrecho con un animal o bestia. Sobre todo, con los hombres-dragón.

¿El por qué? Aún es un misterio. Pero eso los hace más peligrosos, fuertes y, deseados. Si logras tener un mago en tu bando, logras tener también a los dragones, una de las especies más fuertes y sabias en todo el mundo sobrenatural.

-Es increíble lo mucho que se preocupan entre ustedes-Dijo con evidente sarcasmo cuando llegó a la mesa. Sentándose como si fuera dueño del lugar en la cabecera y alzando sus pies.

Tenía anillos en sus dedos, vestía pantalones negros y un corset rojo sobre su camisa con mangas negra. Y sus zapatos, bueno, parecía como si acabara de llegar de una cena lujosa en un restaurante.

Esa vestimenta era típica entre ellos, les gusta vestir con clase y, sobre todo, demostrar su sabiduría. La mayoría de ellos no son malas personas, la verdad, es extraño escuchar que un mago ha asesinado a alguien sin razón ya que son bastantes relajados en cuanto a los problemas, y sólo actúan cuando tienen una buena razón para hacerlo.

-Eres más guapo de lo que me describieron-Miró en mi dirección. Sacándome de mis pensamientos.

Y, mujeriegos. Bastantes mujeriegos, creo que literal su lema es "Coger hasta encontrar al indicado"

Me volteé lentamente para mirar tras de mi, pero al no ver a nadie lo encaré, viendo ahora su sonrisa.

-¿Me hablas a mi?, Pues gracias.

Pasé de él, aunque los magos no son malos, no significa que son de fiar. Cómo ya dije, son bastantes relajados, si se unen a ti, (por una razón diferente que no te involucre de forma personal), no cubrirán tu espalda en su totalidad, sólo lo suficiente para mantenerte con vida... No les importa si pierdes una extremidad, un ojo o un sentido, Se esfuerzan el mínimo por ti, nada más.

Monster #2 [En Edición]Where stories live. Discover now