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-José es solo un amigo -murmuro

Vanesa voltea y me mira fijamente, sus ojos oscuros y protegidos, sin dar nada.

Su boca, oh, su boca es distrayente, y espontáneamente. La recuerdo sobre mí, en
todas partes. Mi piel palpita. Cambia de posición en su asiento y frunce el ceño.

-Esos hermosos ojos se ven demasiado grandes en tu rostro, Mónica. Por favor, dime que comerás.

-Sí, Vanesa, comeré -respondo automáticamente, una trivialidad.

-Lo digo en serio.

-¿Lo haces? -No puedo mantener el desdén fuera de mi voz.

Honestamente, la audacia de esta mujer; esta mujer quien me ha puesto a través del infierno
sobre los pasados días. No, eso no es cierto. Yo me he puesto a mí misma a través de un infierno. No, es ella. Sacudo mi cabeza, confundida.

-No quiero pelear contigo, Mónica. Te quiero de regreso, y te quiero a salvo - dice suavemente.

¿Qué? ¿A qué se refiere?

-Pero nada ha cambiado. -Aún eres cincuenta sombras.

-Hablaremos en el camino de regreso. Estamos aquí.

El auto se detiene en frente de la galería, y vanesa baja, dejándome sin palabras.

Abre la puerta del auto para mí, y salgo.

-¿Por qué haces eso? -Mi voz es más fuerte de lo que esperaba.

-¿Hacer qué? -Vanesa es tomada por sorpresa.

-Decir algo como eso y entonces simplemente paras.

-Mónica , estamos aquí. Donde querías estar. Hagamos esto y entonces hablamos. Particularmente, no quiero una escena en la calle.

Me sonrojo y echo un vistazo alrededor. Está en lo correcto. Es demasiado público.

Presiono mis labios juntos mientras ella me mira hacia abajo.

-Está bien -murmuro de mala gana. Tomando mi mano, me conduce al interior del edificio.

Estamos en un almacén reconvertido, paredes de ladrillo, oscuros pisos de madera, techos blancos, y tuberías blancas. Es de aire moderno, y hay muchas personas
deambulando por el piso de la galería. Probando vino y admirando el trabajo de José. Por un momento, mis problemas se derriten lejos mientras me doy cuenta de
que José ha realizado su sueño. ¡Así se hace, José!

-Buenas tardes y bienvenidos al espectáculo de José Rodríguez. -Una mujer joven vestida de negro con un muy corto cabello marrón, usando lápiz labial rojo, y grandes pendientes de aro, nos recibe.
Echa un breve vistazo hacia mí; entonces uno mucho más largo de lo que es estrictamente necesario a vanesa , entonces gira de regreso hacia mí, parpadeando mientras se sonroja.

Mi frente se arruga. Ella es mía, o lo era. Trato fuertemente de no fruncirle el ceño.
Mientras sus ojos recuperan su enfoque, vuelve a parpadear.

-Oh, eres tú, Moni . Queremos tu opinión en todo esto, también. -Sonriendo, me entrega un folleto y me dirige a una mesa llena con bebidas y bocadillos.
¿Cómo sabe mi nombre?

-¿La conoces? -Vanesa frunce el ceño.

Sacudo mi cabeza, igualmente desconcertada.

Se encoge de hombros, distraída.

-¿Qué te gustaría de beber?

-Tomaré una copa de vino blanco, gracias.

Su entrecejo se frunce, pero contiene su lengua y se dirige a la barra libre.

... MÁS OSCURAS Where stories live. Discover now